2,1
.1meter un
desctüdo
imperdonable, si,
publicando·
un en-
1ayo
·.sobre
el, abuso que
s.e
hace
del
calom.elano/enla Amé·
rica del
Sud,. hubiéramos pasado
en silencio
el
escándalo
(pedimos perdon por .•
Ja enerjia. de
esta palabra)
á<que dió
9rijen en aquülla ocasion
el
dicho
a.huso, no
$olo entre
los
profesores de
medicina,
sino entre las
princ~ipales
autorida.
des
y
entre todo el pueblo. Por último,. es¡>ondremos
tam·
l>ien nues.tro.
pat·eqer
sobre la
misma
cuestión,. procurando
ovitar
los cstrernos
á
que se.dejaron
entónces
llevar la preo·
cupacion por una parte,
y
por
fa,.
otra
el
resentimiento.
Y siempre
q1Je
nuestras doctrinas no se aparten
de
los prin·
cipios
universalmente
recibidos,
y
sean conformes á
.Ja
prác.
tica
jeneral.delos .. rnédicos
mas
sabios . del antiguo
.y
nuev.o
mundo,
no sentirco10s
~pie
no las acompañen los anatemas de
los enemigos del
calomelano,
y
poco
se nos
dará
c¡ue
no se
hal1e11 en
consonancia
con las
máximas
de sus
entusiastas.
En 18:35, habian crecido
á
tal punto
las
quejas
del pue·
blo acerca de la terquedad é
inmoderacion con
que algunos
médicos administraban el culomelano
en
la disenteria,
á
pe·
sar de
las numei'osas
víctimas inmoladas
á
este
viejo
ídolo
de
Ja.
preocupacion
y
del empirismo,
que el tribunal
de me.
dicina juzgó nccesarir.> coartar en rforlo modo
cr
derecho
que tiene todo
facultat.ivo,
y
es inseparable del
ejercicio
de
la profosion médica, de
hacer
uso en la
curacion
de
las
en–
fermedades de cualquiera substancia que
crea
poder condu·
ci1·
á
un éx,ito feliz,
y
administrarlo
á
los enfermos con
la
mas
estp,nsa
y
plena libertad. Así fué
rp~e
se prohibió
á
los
médicos el uso del calornelano en la disenteria,
á
menos que
quien
lo
hubiese querido administrar no hub¡ese llamado
á
consulta
á
uno de los respetables profesores que formaban
aquel tribunal.
En
el decreto en qqe se hallaba esta prohi–
bit'ion no se condenaba absqlutamente
el
calomelano, como
se condenó
y
prohibió de un modo
~thsoluto
en tiempos anti.
guos
el tártaro emético por un parlanwnto
de Paris.
.El
único objeto que se quiso lograr por el Protomedicato
fué,
impedir
<JUC
se hiciese de aquel remedio un
u~o
imprudente
y
continuado con
g·ravísimo daño de la
salud del pueblo;
y
~seguFar,
en
cuanto
era
posible,
Ja
tcrminacion
favorable
de
las curaciones
aument~mlo
las luces del
m~dico
encargado
de
conducirlas con
las
de
otros profesores
d~
juicio
y
saber,
que por su
misma
posieion social
se
hiciesen
en
cierto
modo
responsables
del suceso. Un¡i
roecfüt~ t~n
i¡¡abi11.
y
$t1.1udable