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sus anexos
()
de su productos morbosos, por ejemplo, <le sus
acefaloquistcs, no
hay
que pensar
en
el
calomeJano.
Si el
pus se ha ahi.erto un
camino
favorable, solo la.naturaleza po–
drá lograr la curacion,
y
el único auxilio qu(; el arte podrá
prestarle es alimentar al. enfermo
y
oponerse á una nueva
influencia.
de
las causas inflamatorias.
El
calomclano es
una
de ellas;
y
si
alguna
vez el enfermo se ha
curado á
pesar de
la
aceion
inoportu.nade este remedio,
ha
sido un doble tri
un.
fo
de] organismo
(§).
La
frecuencia. <le
la
afoccion
sirnpáticairritativa
ó infla.
matoria de] hígado
en casi
todas las fiebres llamadas
esencia.
les, en
la
fiebre amarilla, en las intermitentes
y
en otras en–
fermedades febriles, ha sido quizá la razon.
por
la.
que se
ha lwcho uso del
calomelano
para
.combatirlas por los que
suelen ver en este remedio un verdadero
sanalotodo.
Los
que no ignoran cual es el asiento principal
y
mas comun,
de las fiebres esenciales,
y
que no están en
el
caso de poder
contradecir al Dr. Baillie, de Lónclres, do11de
.afi!'ma
<JUC
el
•uso del mercurio en las enfermedades del
e.st(nnago
ha sido
á
menudo muy
pernicioso,
podrán comprender con que juicio se
administra
el
calomel.ano
en las
rna~
de las fiebres.
Bas•
tará leer las varias
historias publiradas
de las epidemias
de.
]a fiebre amarilla; la que no
es
raro que se halle desa{'om:–
pañada de toda afeccion al hígado;
para
conocer
la
con–
fianza que merece la panacea
rnerc.urial
en esta espantosa
dohmeia
(§§).
Por lo que hace
á
las
.intermitentes,
las
per·
(§)
Dans Je
Journal de
medecine
.
de
Lóndres,
année
1789,
on trouve l'exernple d'una hepatite traitée
~vcc
le
muriat.e
mercuriel
<loux donné
á
l'
interieur,
et des frictions
mercurielks sur la region du foie; le succés qu'on a ohtenu
est-iJ dú
á
I' a<'tion du
remc~de,
ou bien est-ce une termina.i·
son spontanée del' hcpatite earact.erisée par une evacualion
par
I'
anus de la matiere
pu ru lente?
C' est ce qu'on n'ose
decider <piand on
lit
1'
observation
avec
un
esprit
non
pre–
venu,
et qu'on connait hicn l' histoire de la maladie: mais
l'autcur ne manque pas d' admircr la. t.oute puissance de son
remede.
Pinel, Nosogr. pililos.
Sia;ierne
edition,
t.
2,
p.
499.
Na"rla es mas comun que
ver
á
un empírico
ttsu.parse
el honor
de una curacion hecha
por
la naturalt:za.
(§§)
Bally,
du ty7Jhus d'
.4merique
ou .fievre jaune,
Pari.'}
1834.
Bally l''rancois
~
Pariset, llistoire.. medicale de la