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taliosos
premios
que hemos dirijido
J
of1·ecitlo ni
f(UC
!al
cosa nos probase.
No
pudiendo
pues
probarnos
la ilcgid
cslra ccion
<lí•
un solo
quinlcil
de
Quin·as, se nos
ha
acu·sl'ulo hasta
el
fos _.
tidio por medio del nnónirno, que (<cada
tercio
o fordo
pesaba mas de
t}
1 / 2
arrobas cuando en el cargo de
la
aduana,
no
aparccian sino
seis
líqüidas
)>
,
sin
advertir en
el ,peso del cuero, sogas
y
enfardelo, que no hitja de 12
hasta 15 libras.
'.l'an·encttrnizfüla ha si<lo Ja
acusacion
a este respecto •
<1ue
muchas
oc¡:1sioncs
fran
comprometido
n lns
autoridades
superiores, a <¡uc con ridículo
nparato
d
cscicndan
a sar–
prcnder en
persona
nuestros almacenes
y
pcsc'.lr
cientos
ele tercios
con
la cscruposidad con que no
¡~esí.\rÍan
el óro
mas subido.
Sus
frecuentes
dcscngafios,
constante
en los
actuados oficiales,
no han
bastado
pc'.lra
1-¡ue
por
el 1nismo
medio del
anónimo
,
cese de repetirse la
üiisma
acusa–
cion. Pasarán de mil
los
zurrones o
tercios que
en dife-·
rentes ocasiones se han pesado en lrnsra de esas libras <l e
csccso que snponian
ir
en
cada uno,
por
cunnlo en
todo
tiempo
y
a todos (fuera de nosotros ) se hahia
p1~ 1·1nitido
ese corto esceso para responder a las mermas, por se<pte–
dad,
polvo
('lc.-,
y
principalmente a la
destara
de 20
libras
que cacla
tercio
sufre
en
Europa
por
retobo J enfardelo,
aun cuando en
realidad
no
tenga sino 10
h(IS!J
15
1ihras.
Esta odiosa csccpcion en contra
nucsh«l
nos ha ofrecido
en Europa una constante pérdida de () a 8 libras en zu–
rron al misrno
tiempo
que a nuestros colmnnianlcs les ha
ofrecido un 1·esultado inverso.
Se nos ha acusado del
bc~jo
precio a que hemos
coniprado
la Cascarilla:
sienclo nol.orio que Ja hemos
pJgado
a mas
de un 20 por ciento sohrc el que nos fijú el Gobierno,
y