XVIII
,p
ROL O
G O.
Esto podria amplificarse si la pr·áctica de la Filoso.
-fia
y
el estudio de las ciencias necesitasen de apolo..
gía.
Pero aquí solo se trata del estudio de la As-
.
,
-tronomia.
,,Esta cienciá segun
ó
conforme se ha perficio–
n~do ha ido curando preocupaciones ,
y
disipando
temores , nacidos acaso de la infancia de la misma
ciencia. Es este un benefiéio real que ha hecho al
gé–
nero humano.
Ei
ho!Ilbre nace tímido , teme sobre to• .
do los peligros que no conoce, aquellos peligros -con_los
quales no ha medido sus fuerzas
y ,
su prudencia. An"
tes qtJe se familiarizase con la natur.aleza empezó te–
miéndola ,
y
era regular que le caus-ase espanto. Muy
pronto se acostumbró al orden invariable del-cielo,
á
la _succesion consta~te de sus fenómenos ; pero los
fenómenos- mas raros le parecieron un trastorno del
orden natural. El primer eclipse total del sol hizo .
,
temer la ' aniquilacion del mundo.
El
primer eclipse
de luna hizo temer la pérdida de este astro;--- creyó- -
se que un dragon qt;teria tragársela. Los cometas re–
parables , espantosos por su cola , .por su cabelle–
ra , pronosticaban ( así pensaba el vulgo ) la muer•
·
te
de los príncipes , la ruina de los imperios , pes–
te. ,
hambre , &c. La Astronomía con manifestar Jas
causas de estos fenómenos ha tranquilizado
los
áni–
mos.
El
dia de
hoy
ni aun el pueblo se espanta de
los eclips~s. El
terror
de
la aparicios
de los come--
tas