XXIV'
PROLOGO.
con mas empeño. Copenhague ,
dres , París , donde -han vivido
dos obsetvadóres -~
y
éÍ
~ielo
es
los hombres. Las noches_ serenas
Dantzick , Lon....
aquellos celebra–
í:an vario como
/
suelen ser s9las;
aisladas , y no se siguen sino .en
intervalos muy ·
córéos del año· ;
las <lemas noches están cubiertas
de una gasa , no hay sino instantes. Es , pues , pre–
tiso
atisbar
estos momentos ,
y
la inconstancia
·del cielo que se muestra propicio al observador.
-Las mas de las observaciones se hacen así
á
hur–
t ,adiUas ; son obra .de · la cbnstancia , del zelo ,
y
~mas. que t0do del tiempo que las va junt~ndo pa–
-'ra formar un cuerpo de doctrina. Pero acaso estos .,
-mismos obstáculos acrisolan la eficacia ; parece que
el hombre no pone empeño · en sus investigaciones
sino.
á
proporcion de
lo
que se
le resisten ; eri
toda linea parece que los conatos son proporcio–
nados .
á
la necesidad. El O landes
tranquilo
á
la
-orilla del mar , por lo comun mas alto que él ;
ha
·eonseguido sujetar1~ ; el Italiano en ' su·s climas afor–
~tunados
lucha todavía co~ los rios que los fertili- .
-zan. Los hechos hacen patente que la Astronomía
-no ha hecho progresos en los climas hermosos don-
de ha sido adoptada. La razon es que allí los as–
-tros no son ni buscados ni deseados; son objetos de
.todos los dias ,_
ó ,
por mejor decir , ,, de todas la~
noches. El
hábito
es causa .de . . la
indiferencia
.y
. ¡
#,
del