XIV
PROLOG
o;
to
ó
mil de estos períodos , ·el error repartido entre -
todos influirá poco en el conocim.iento de la dura–
cion
del
período. ~En esta obra
se verá
á
los Astró~
nomos
de
diferentes siglos ocupados unos despues de·
otros en los mismos- trabajos , para per:ficionarlos sin
cesar. Con nuestra industria hemos hallado el m.e..;
tlio de minorar los errores que no podemos evitar,
y
de · ace_rc~{rnos
á
aquella exactitud rigorosa,
á
la qual
n~ ºnos
./es
posible
llegar ' . aunque de ella realmente
tengamos
id.ea. . ·
,,La· teó~_ica es la explicacion de
los
fenGm,enos
:celestes pÓr -_ las leyes del
movimiento. Algunos filó-
,
.
-
-
sofos ant:iguos tuvieron ºI?iniones acerca de la for-
1naci9n del
mündo ,
ac€rca de los elementos de que
se. éompone ;
á
cuyos element~s ·añadian
6
quitaban _,
otros
quasi
á
medida . de
Sli
antojo :
en es~o
IlO
eran
·mas que físicos , pero malos físicos. · Los ~leme~tos _
del
mundo ~on
mu~ho"
n:q.s··
impen~trables
que·
no las
taQsas de los movimientos celestes ;
son
los
últimos
atrincheramientos. de
la
naturaleza,
y
allí acaso ·es..
tá
la
ca~sa universal.' 'I~r<?ponian con
'tanto
mayor
desahogo
sus
asercio~es , -·quanto doríde
'J?,S
menos ase...
·quible la verdad , es tanto mas dificu~toso demos-
·1
trar el error. · Era , pues ,
limitada
la _explicacion
del mundo
á
algunos pensamientos: físicos acerca de
su forma:cion~ L_a antigüedad ha guardado un pro–
fundo silencio acerca de las ca.usas, qué
arrojan
·y
su-