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372

DE LA LENGUA

, de las medallas , el qual era tambien Dei–

' dad tutelar de este Pueblo, como de otras

,~iudades

de_España. Y poco despues pro–

, sigue

(a}:

S1

se le suple un

'Tau

a la pala-

bra

Bahal,

se puede leer:

He Baba/a/ Ka–

'

naca

,

esto es :

el

Seíiorio

o

Govierno de Ca–

:

naca;

expresion, que equivale a Ia: que

, despues usaron los Pueblos de Espana en

, las medallas Latinas ,

don.d~ ~e

encuen–

' tran los nombres de

Munwp10, Coloma,

Decuriones , Ediler, D uumviros,

que deno–

' taban en todo o en parte el

Señorio , Go–

:

vierno,

o

.//y1111ta111iento

de

la Ciudad, a

,que pertenecían las medallas.

,

M. Rhenferd (prosigue)

aunque leyo

,el nombre de

Cana~a

en algunas de estas

, medallas , las explica de otro modo, pre–

' tendiendo leer en las primeras letras THI–

, BHAL KANAKA; esto es:

El damma–

, ra en Canaca,

y entendiendo aqui al Sol.

, Este modo

(concluye}

de leer las inscrip–

' ciones Fenicias , sobre que

M. Rhenferd

, funda la mayor parte de sus congeturas,

, no me parece el mas solido.

Pasa despues

(

b)

a hablar de la mone–

da del numero 6. que pone en su T abla

XVIII.

tambien al sexto numero; y de ella

dice: La

proa de lt1 na·ve

denota , que esta

, Ciudad era marítima, y considerable por

,el

comercio. Hasta aqui el

Señor Velazquez.

En las monedas del numero

primero

y

segundo

la primera letra desde la derecha a

la izquierda es un l'.l

Man

Hebreo ; la se–

gunda un

!)

Phe

;

la tercera, un JJ

Hain;

la quarta, un?

Lamed;

la quinta un

p

Koph;

la sexta un

l

Nun

;

la septima otro p

Koph:

que unidas forman dos dicciones , la· pri–

mera de quatro letras, y la segunda de tres;

y

son

plp

?JJ!:ll'.l : las quales deben leerse:

111iphal Kanak

;

y significan :

obra , f abrica

( esto es

moneda) de Kanak

o

Kanaka.

La voz ?JJ!l

pahál

saben todos , que en

Latín vale:

operatus es/;

y con la sen•il pre–

positiva l'.l

M em,

forma su v'rbal ?JJ!lD

mi–

phal,

que vale tanto como :

obra, opus.

En

el Psalmo 46.

y.

9 :

óllól'

rn?JJ!ll'.l

lln

JJ?:

lecú, chazú miphalóth .//donai: venite

,

vide/e

opera Domini;

y con la misma palabra se re–

pite en el Psalmo 66.

-ji.

5. y este es todo el

secreto de estas monedas en que tanto se han

fatigado muchos hombres grandes , creyen-

do que hallarían el Vellocino.

Parturiwzt

montes.

Al fin si los venideros quieren creer–

me , no se cansarán

ya

mas ;

y

este puede

ser el

opera: pretium ,

o el fruto de mi tra–

bajo.

En las monedas de los numeros siguien–

tes se lee solo el nombre de

pip

Kanah;

y

no hai que buscar mas.

Las tres letras de la moneda del nume–

ro 6. no estan muí claras en la original,

aunque parecen las mismas que en las an–

tecedentes ; y con ellas la copia el

Señor Ve–

lazquez (c};

por cuya razon la he puesto

aquí , no ob tante el distinto reverso de

la

nave,

cuya nocion o atributo pudo muí

bien convenir a esta Ciudad : pues aun–

que no estaba en la misma costa , dista–

ba poco de ella ( y tal vez. se retiraría des–

pues el mar , como vemos que ha suce–

dido en otras partes ) ;

y

porque estaba

a la orilla del río Guadiana, el qua! ayu–

dado del Ruxo y reRuxo , podría ser nave–

gable hasta ella ; como lo era por la mis–

ma razon el Betis , del qua! dice Estrabon

(d}

que se navegaba por espacio de cerca

de quinientos estadios con

ureas,

o

naves

grandes de carga ,

0Mau111

á~10AÓ;o1~ ,

hasta Se–

villa , a la qua! llama por esto famosa Si–

lio

(e}:

./Ít celebre Oceano , a/que

alternis restibus

H ispa!.

La otra utilidad de la leyenda y cono–

cimiento de

~tas

monedas es , que nos

dan algunas letras para ir formando el al–

fabeto Betico-Fei:iicio ;

y

que confirman la

asercion de Ptolemeo en su descripcion de

España : pues tal vez el colocar a

Canaca

donde se ha dicho , no tendra otro apoyo

en toda la Antiguedad; de suerte que qual–

quiera que observase

el

silencio del resto

de los Historiadores

y

G eografos ,

y

espe–

cialmente el de Pomponio Mela (de quien

yo no me detengo en indagar la razon que

para ello tuvo) : tal vez llegaría a sospe–

char que o bien se huviese Ptolemeo equi–

vocado , o que en sus copias se huviese

alterado , desfigurado , o mudado ente–

ramente el nombre de esta Ciudad , cuya

existencia

y

situacion se confirma maravi...

llosamente con las monedas que se han

explicado.

(a)

Pag. 157.

(b)

Pag. qS.

(<)

Tab. XVlll. num. 6,

(d)

Lib. 3. pag. 14>.

(<)

Lib. 3.

V•

391,