sobre las
Te~ologfas
Nacionales.
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da ' 'otro grande estorbo en todas materias
a
la ioteligencia de los conceptos , se dexa bien
entender quanta confusion deba causar en la
Mitologia. Quanto salgan las expresiones de un
comun ,
y
natural modo de hablar , tanto su
inteligencia se hace mas obscura : quanta el
estilo se realce sabre los comunes modos , tan–
to mas pierde la comun inteligencia. Tal vez
se rernonta tanto , que ni aun los mas perspi–
caces alcanzan los pensamientos ,
y
en ocasio–
nes se podra bien sospec har si el que usa de
tan elevado estilo se entiende
a
SI
mismo. Una
natural composicion en el estilo agrada sin da- .
fiar
a
la inteligencia : segun de aqui exceda,
no menos perjudica
a
lo .hermoso ' que
a
lo
inteligible.
6
3 En todos tiempos los hombres ban si–
do amantisimos de huir en sus explicaciones
los modos vulgares ,
y
comunes , usando de
terminos , y conceptos elevados en manifesta–
cion de sus ingenios. Esta racional vanidad es
quien ha producido en todas las Naciones las
narrativas figuradas, lo que
foe
de varios mo–
dos causa en Ia ·succesion de los siglos de mu–
chas confusiones en
la
inteligencia de las anti..
guas historias.
La