sohre las Teologfas JYacionales.
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Aun despues de logradas se sirven de los nom–
bres extrangeros con que originalmente fueron
conducidas , sin cuidar de :iplicarle otro res–
pectivo al genio de la lengua del Pais en que
nuevamente sirven.
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Jamas se alargan las lenguas las voces
sin notable confusion en los idiom:is. Estas vo–
ces suelen ser de un calibre tan diferente co–
ma son los idiomas de donde se tom:in ,
y
en
que se reciben. Se pronuncian los nombres , se'
sabe lo que por ellos se quiere dar
a
entender;
pero nunca propia ,
y
perfectamente lo que
signifiquen , no sabiendo de raiz el idioma de
donde · se han tornado. Vemos practicarnente ·
esto en los
so~orros
que hemos recibido de la
lengua griega, tanto en lo sagrado , como en
lo profano , que entendemos por el uso , sin
Iograr su perfecta significacion , no entendien..
do el original idioma de donde vienen ,
y
cu–
ya significacion pe·rfectamente entendida con–
seguirnos freqiienternente sin otro estudio Ia
intcligencia que denotan. Las Matematicas ,
y
Medicina pudieran darnos muchos exemplos,
si esta fuera ocasion oportuna de detenernos
en semejante prop6sito. Esta confusion empeo–
ra quando , como
fue , y
aun es freqtiente en
el