sobre las Teologfas Nacionales.
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r
I
§.
II I.
56
En
Ia
mernoria de los hombres parece
sube tan
a
lo antiguo el deseo de la explica–
cion de las fabulas ,- coma las fabulas rnismas.
Los mas antiguos Fil6sofos , no rnenos que no..
sotros , desearon encontrar su origen ;
y
aun–
que ·su mayor proxhnidad ' les debia dar rna–
yores facilidades para conseguirlo , ·no- pudie–
ron triUnfar en
SUS
explicaciones. La prirne–
ra dificultad en la iI1te1igencia de las cosas,
tanto .en la Mitologia de que hablamos, como
en todo otro asunto de interpretacion , es la
de las voces ,
y
la idea que cada uno se for..
ma de su significado al oir su sonido. Apenas
·hay voz que no sea
susceptib.lede significa–
dones diversas ,
ya
en s!
rnisma ,
ya
en lo
que antecede ' 0 sigue
a
SU
expresion. La
falta de propia 'genuina'
e
identica percepcion .
en las voces , trae consigo la perplexidad en
la de nuestros pensamientos , tomandolos en
sentidos equivocados. Aunque las voces parez–
can· expresivas de una cosa que todos perci–
ben ., no siempre forrnamos el mismo concep–
to de ella. Todos parece entienden lo que sig..
nifique esta voz materia , espfritu , cuerpo,
na-