Discur
so
IV.
sus conceptos. No podemos dudar
fue
general
opinion entre los antiguos sabios,
desnudo~
de
otra superior ln.z, la eternidad de la materia;
divirtiendose , 6
filosofando
en
quanto
al
mo...
do
de
su existencia ,
y
movimiento,
o
de su
ordenacion
al
presente
estado. Hubo ,
y
aun
hay
quienes no contentos con
la
eternidad de
una materia
informe ,
6 el
puro
caos
't
la con–
cedan al
mundo ,
nada menos reconociendole
antiguo, que de toda la ·eternidad. Los indi–
dos ,
6
diciendo
mejor ,
las incontrastables
pruebas de novedad ,
que
en el mundo se expe·
rimentan , tanto
e~
lo fisico ,
co.moen lo mo–
ral , que son
palpab.lemente demostrables ,
no
Jes
aparta
de
es.taopinion; porque si
este
mun·
do es nuevo ,
adivinan
la exlstencia de otro an–
terior
a
este.'
y
por consiguiente otros
a
otros
has.talo
infinito~
44 Hubo,
y
aun
hay
quienes ·no
pudien–
do po
1
r la Hmitadon de las humanas
ideas
pe.rcibir como de la nada pudiera salir el Uni–
verso ,
toman.dopor indefectible pri.ncipio, aun
respecto de
Dias
,
que
de nada nada se hace
,
o
que de
la
nada
so.lopuede resultar un nada;
conternplaron una
materia de foda eternidad
existente ,
y
un eterno artifice , que todo lo hi..
.zo,.