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Ang·ele.s

,

y ·

D.e1nonios.

377,

zas , gestos ,

Ó'

ademanes

~e ,

indecible varíe~

dad ;

y

qué sé

yo

que otras mil

,cos.as

de

igual

calibre, que

ásta

enitender claramente

ven,

y

experimentan,

no pueden

proveni.r en. su opi..

nion de

o.tro

origen

que

del

demonio.

Una vez

persuadidos que esta

es la

·causa ,

todos

los

ayes , con

que

aquella afligida

naturaleza

se ex-.

plica en los

sentimientos

del mal que

la

oprime,.

son

chillido·s

del

demonio,

que tiene

en

lo

in–

terior su posada ;

y

las convulsiones , que para

expeler_el

mal

la n1isma naturaleza suscita , es

un

diablo , que

obra

interiormente.

Si el

tnal,.

como

regularmente

sucede ,

nada

minora .,

anW!

tes

bien se

aumenta

con

los

auxilios que

se

pi-

.

den

á

la

medicina , la ,

crnusa

demoníaca se-

con-,

firma "}

y

todo

se

atribuye

al

espíritu

n1aligho. ·

_ Se dice confiadamente , que si fuera un mal to–

do

natural,

cedería

á

la

medicina;

y

que no

ha–

ciéndolo ,

no

puede

tener

s·ioo , up

1

a causa en""!,

demoniada. Personas

autorizadas·

~

J

y

:de

me'dia.;.

na

instruccion

lo confirman con

no

menos

ase–

veracion., que si' como _el Salvador eri las ope–

raciones

de sus Discípulos . vió huir:

á

Satanas

e-orno un

rayo

c·ayendo

del

Cielo , viera·n ellos

al

demonio mis1no poseído <l:el

cuerpo .,

con

lo

que

ya

toda otra averiguacion se tiene . por te--

_,.·

me-