Angeles,
y
Demonios.
3
8
l
-que
viven ·
subyugados
de
Ja
tiranía de
los Tur–
cos, su demasiada- credulidad _ en asunto de
energúme.nos.
No
solo en las enfermedades re–
beldes á la medicina , sino en los males ordi–
narios
~
que se padecen en la· cabeza con al–
gun
delirio , creen que hay diablo ,
y
descui–
dando
de
naturales medicinas , se valen de sus
Papaces ,
ó
Sacerdotes-, los que con la lectura
de
los
Evangelios ,
y
mucha agua bendita
pre–
tenden libertarlos de
su
opresion , tomando
al–
gunos casuales exemplos, para acreditar el va–
lor de sus funciones. No es de admirar en ·pue–
blos, que gimen baxo una dominante supersti–
cion , se hayan introducido prácticas menos
conformes á la sinceridad christiana ; pero de..
hemos ser mas advertidos donde la Evangélica
libertad está exenta de aquella opresion tiráni–
ca. No pretendo impugnar la· piadosa devocion
de traer consigo l~s Evangelios ,
ó
solo
el
pri–
mer capítulo del de S. Juan ;
y
faltando toda
otra vana circunstancia , esta devocion es lau~
dable. No
la
impugna, antes ·
..
bien parece ala-
/
b~rla S. Juan, Chrisóstomo en las rnugeres
,y
niños , que los traían pendientes del cuello , co~
mo preservativos de males. S. Gregorio el Gran–
de los envió
con ,otros dixes
sagraclos ,
á
los
que