Angeles,
y
Den1onios.
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S
mo
en
la de los hombres. Con esta ocasion se
m,e
viene
á
la memoria un caso , que ' siendo yo
Cu–
ra.,
pasó conmigo. Enfermó-de muerte un buey,
ó
vaca
á
un labrador ;
y
cuidadoso
este de
cu-
~rarle , aplicó
sus remedios; pero creyendo por
·sus señales · que era cosa de hechizo,
y
del de–
monio , me habló p~ra que
le
hicieni un escrito
para la expulsion del demonio,
ó
demonios, que
estaban en aquel
I
animal. Y:o , atendida su re–
lacion , le dixe ,
que
el
-mejor
escrito en tal ca–
so era , despues de los remedios que los pe–
rítos
de ·sernejantes males suelen aplicar , en-
,_comendarlo
á:
Dios. , ·
de-
-quien provenían todos
nuestros haberes ;
y
.-que en qualquier ocasion
todos estábamos en estado de acudir
á
este
~universal remedio. Mas el labrador ·, . confiado
en su esperado escrito , me dixo , que tenia no–
ticia
de
un
Sacerdote famoso en estos conju-
·ros, que vivía
á
dos
leguas de allí ;
y
que pues
yo
no le socorría ,
allá
se encaminaba. No pude
disuadirle de este intento ;
y-
despues de algu–
nos dias , viendo al labrador , le pregunté ¿en.
qué
ha~ia
parado su vaca
?
Me respondió había
traído el
escrito ; pero que
á
poco tiempo de
aplicárselo había muerto. Mas el 1abtador , tan
lejos .
del
desengaño ,
segun .
él mismo .
expu~o,
Tom. II.
Bb
~ue...
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