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Discurso IV.
dia en un santuario; pero no he visto jamas)
anunciar lo venidero, naturalmente incognosci–
ble ,
y
otros hechos s~rnejantes, que sobrepujan
la humana debilidad , segun nota el Ritual Ro~
mano.·Yo me guardaría
muy
bien de ciertos i9-
dicios ,
y
señales discurridos por los fingidos
energúmenos , con que se burlan de los sim-
,,..
ples.
¿
Y
qué
endemoniados ,
y
endemoniadas se
dan de
esta
clase
?
Si damos crédito
á ·
ellos,
muchos; pero si examinamos bien la materia al
nivel de
una
buena vara , como se dixo en el
nt1m.
1
oo , pocos
hechizados habrá : este es
un
_gran remedio : el diablo de tales embusteros
teme 1nucho
al
conjuro
del
látigo.
§.
VII.
103
Sucede,
no
pocas veces ,
que
mu–
chos,
singularmente 1nugeres ,
se
persuaden
á
sí
1nismos
de
buena fe , ,que están endemoniados.
Esta credulidad les proviene de ciertos .efec-.
tos , que en sí mismos experimentan,
y .
que
n.o,
pueden atribuir
á
otra
causa :
dolores agudos,
que se pasan de una
á
otra .. parte sin conexion,
tristezas , turbaciones , visiones , espantos , si~
lencios largos , habladurías importun.as, musi-,
taciones,
y
murmurios ,
pasar
repentinamente
de
alegrías
extraordinarias
á
profundas
triste-
zas,