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Dlscurso III.
-las
ciencias
naturales , que las bárbaras, é
ig–
norantes ;
y
conviniendo unas ·; .
y
otras en
el
fondo
de
la
doctrina. , esto es ,
en
constituir"
diversas
fuentes , de
donde provengan
los
·bie–
nes ,
y
los males , solo se diferencian
en
el rno- .
do de sus explicaciones. Tan ·
encaprichado
de
esta diversidad de prindpios parece Plutarco,
.hombre en otros
~-Scuntos
de exacto
juido , que
no
s0!9
él mismo se inclina
á
este dictamen,
sino
.que
no
dudó.
reputado
por
opinion
uni–
Ners-al de ,quantos
Filósofos _,
y
hombres enten–
didos
ha
habi~o en el
mundo (
1 ).
Esta
doctri–
na , dice ·, es de la mayor
antigüedad .,
comun
á.
Griegos ,
y·
Bárbaros ,
generalmente
recibi~
da por todo
el
mundo , corroborada por tradi~
cion constante , sin saberse del Aotor que la
haya primeramente enseñado. Los cultos reli–
giosos ,
y
sacrificios
á ambos Dioses para atraer
el favor del
bueno , y ,evitar
·el
"furor
del
ma–
lo ,
es
una· segunda confirmacion
de
lo ·
radica~
da
.(
1)
Atque h~c quidem sent~nti·a
plerisque,
&
iisdem sapie~–
ti$simis probatur.
Existimant alii d uos
esse
deos , quasi con~
tradis deditos
artibus ,
ut bona
alter ,. alter. mala
0pera
conficiat alii eum
qui
est melior , deum :
qui
deterior , dce~
monem dicunt.
In
qna sententia
fuit
Zoroaster magus , quem'
n~rrant
-I
oo.
annis
antiquiorem
_bello 'frojano extitisse.
P.lu-:
tarchus de
Iside
~
&
Osiride.
,. .
. . .
,· .
. . ... .
1:
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