1.89
la
muerte ; pero se
vi
tras su Maes..
tro
,
creyendo poderlo todo: se ex–
pone voluntariamente
á
un peligro
superior á su flaqueza : le engaña
su
zelo ,
y
su amor.
¡
Qué falso ze-
.Jo
!
qué falso amor
!
Sin embargo,
no era enteramente falso, porque
á
la
verdad , era justo , como hemos
visto ; amaba verdaderamente ,
y
aun amaba mucho; pero no lo bas–
tante para lo que quería emprehen–
der.
Debia contenerse en sus Bmi–
tes , y pedir con humildad , y per–
severancia la perfeccion de aquel
amor : Pero en vez de agradecer,
y:
de suplicár, presume de sí: no com·
prehende todavia lo que su Maes-
tro le vá
á
decir:
Sin
mi,
no pue-
Job. xv.
5
•
des nada
:
y su proprio zelo , con-
vierte en veneno la presuncion que
tenia ,
y
le sirve de alimento ;
y
le
es
tan importante conocerse bien,
y
entender que nada puede por sÍ
mismo, que Jesu-Christo permite,
que lo aprenda con su caída.
¡
Ay
de
mí ,
pobre corazon hu-
Tom.
III.
T
ma...