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aún no perfeél:amente con aquella
justicia que es Christo; es decir , con
aquella justicia que refiere entera-–
mente
á
Dios todo lo bueno : zelo~
so ,
á
la verdad ; pero aífn no co–
mo era menester :
2
De qué le sirve
aquel debil principio de virtud,
y
de
justicia , sino de presumir de sí , de
empeñarle, de perderle,
y
de lle–
varle al sitio en dónde havia de
desconocer
á
Jesus ,
y
en donde su
justicia,
y
fidelidad havian de pa-
decer un terrible naufragio
~
Eccl.xxxiv.
Verdaderamente tiene razon el
1
7.
Sabio para decir :
Bienaventurado
el
que
siempre teme
:
el ,que siempre
teme
á
sí mismo. Si San Pedro hu.:.
viera tenido este temor ·, no havria
- presumido de sus fuerzas,
y
no ha–
vria seguido á Jesu-Christo
á
casa
de Caifás , porque nadie se lo havia
mandado , ni nadie le pidió aquella
accion tan temeraria , sino su pre-- .·
suncion. Huviera temid~ ,
y
orado,
y
su fé se·havria fortificado, hacien–
dose capáz
de
resistir
al
temór de
la