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bavia mas de
querer
,y
hater ;sin
pensar por ,quién se quiere ,
y
por
.quién se hace. San Pedro queria;
pero no queria con bas_tante ,firme–
za ,
y
debia haver ente1füido, que
este principio de buena voluntad., _
no le venia, de sí mismo,, sino de
Dios. Si lo· huviese entendido ,
y
creído corrio convenia , huviera
confesado al punto , que
lo poco
que podia , venia de la gracia ;
y
que por consiguiente, para poder
mucho , era tambien necesario, que
la
gracia diese este poder ; esdecir,
que ella fortificáse su voluntad de–
l>il;
y
que le inspiráse otra tan fuer~
te
,
que todo el temor cediese á su
poder. Entonces, pues, no huvie–
ra
dicho :
Y
o puedo ,
yo
quiero,
' · yo
iré;
sino, Señor, ayudad mi
fla..
queza , hacedme querer de aquel
modo, con ·que nada es imposible:
yo quiero
yá
en algun modo ;
y
es–
to
es un efeéto de vuestra gracia:
á
V
os se debe la gloria de este
fla~
co ,
y
tal
qual
principio de
buen~.
vo-