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ay
un cierto secreto entre
J esu–
Ch
--isto
,
y
las
almas
mysticas,
sig–
ifcadas en
Maria~
E
n€cesa io
nt ar en este secreto ,
y
no
per..
urbarlo con
cosas
mundana
ª
En–
tiende,
Christiano , este
dulce
e–
creto :
este
secreto
entre
el
Ver"'
bo
,
y
la
alma
desunida
de los
sen•
tid
s, que
lo
oye
interiormente,
y
que no
oye
otra cosa mas que la
voz del D ivino Verbo.
Al
punto se
le
anta
1J1aria
,
y
-vino
adonde
estaba Jesus.
Quando
u Magestad
llama ,
es necesario
cudir con
la
mayor prontitud.
Viendola partir
tan
de prisa (
de-
·an los
Judios)
ella vd d
llorar
al
s
1lcro.
Conocían
su
buen
natu–
ral ,
y
corazon tierno. Pero Jesus
havia
reglado
sus ternezas ,
y el
. r·ncipal
objeto
de
ellas
era
su
"i
.
ra.
Desatad/e
,
y
d exadle i r.
El
rang
lio no dice' ni adonde fue,
i
1
ue
l
iz
, ni lo que dixo, ni
e
ixe
on , ni
donde
havia
es-