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expidió una proclama invitando á sus compatriotas á perma–
necer fieles á los principios republicanos comprometidos por
la desquiciada marcha del gobierno de Rivera, é incitándo–
los á que le negasen acatamiento y obediencia.
En esta tercera tentativa fracasó tambien la reaccion, pues
el General Lavalleja fu é derrotado en la costa del Río Ne–
gro, por las fuerzas gubernistas al mando d el General Medi–
na, á los 4 días apenas de haber pisado el territorio oriental
Deshechas las tropas invasoras, quedó entre los prisione–
ros tomados en aquella accion el ex-Gobernador argentino
Aguirre, que fué pasado por las armas, retirándose el Gene–
ral Lavalleja con algunos g rupos de su gente á las fronteras
del Brasil, donde se mantuvo hasta la espiracion del período
constitucional del General Rivera (24 de Octubre de 1834)
y entró á sucederle en la presidencia el General D. Manuel
Oribe.
El país que acababa de salir de una guerra que lo habia
dejado postrado, hubiera t enido necesidad de ver al frente de
sus destinos una personali<lad mas capaz que el General Rive–
ra, para organizarse en forma y ser impulsado por las mas
ámplias vias á su progreso y desarrollo.
No era que faltasen ciudadanos competentes y preparados
para ocupar la primer magistratura lo que determinó la eleva–
cion del General Rivera, sinó mas bien que se creyó conveniente
nombrar á un militar, en el t emor de que sobreviniesen luego
complicaciones que hiciesen peligrar de nuevo la indepen–
dencia recien conquistada.
Entre los dos candidatos que se presentaron, Lavalleja y
Rivera, el primero t enia todas las probabilidades á su favor,
habia sido el iniciador y el jefe de la cruzada revolucionaria,
hab ía agrupado todo el elemento nacional á su alrededor y
contaba con el prestigio y popularidad de su causa y de sus
actos.
El otro candidato, sin el concurso de opinion que favorecía
á Lavalleja, ya hemos dicho antes que desplegó todos los
recursos y todos los medios para obtener el triunfo, empleando
alternativamente desde la fuerza hasta la corrupcion y la
intimidacion, para satisfacer el logro de sus aspiraciones.
La administracion del pais que hizo su primer Presidente
dejó muy mucho que desear, dadas las deficientes aptitudes
y escasa prepa_racion del caudillo electo para su desempeño.