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paña, incorporándose alli el G en eral Lúcas Moreno y los co–

roneles Burgueño, Maza, L enguas Pizard, y Botana, que venian

de Buenos Aires conduciendo algunos hombr es y una canti–

dad de fusiles y municiones. Antes del sitio, en el trayecto de

Soriano á Mont evideo, en el arroyo Pint ado, se r euni eron al

ejército los S r es. Vedia y Labandeira que habia salido de la

República Argentina conduciendo una imprenta volante. Tam–

bien se incorporaron en este trayecto el Coronel Villasboas y

don Bernabé Rivera, que invadieron por el Rosario.

H abiendo tenido la necesidad los r evolucionarios de levan–

t ar el sitio, por aproximarse á Montevideo el ejér cito que ha–

bia r eorganizado el General Suarez en el Norte del Rio Negro,

fu eron y lo sitiaron á su enemigo en los cer cos de Bet el, en las

sierras del departamento de Minas y á los pocos dias, ha–

biéndose evadido aquel General del asedio en que se encon–

traba, se dió la sangrienta batalla del Sauce á siete leguas d e

la capital de la República.

Derrotado por primera vez el Gener al Aparicio en est a ba–

t alla, emprendió la marcha para el departament o de Cerro-Lar–

go á fin de r eorganizar sus fuerzas, cruzando primero por los

pueblos de Florida

y

Durazno con los h eridos avistándose en

este último punto cori el ejército enemigo, que intentó traerle

el ataque, desistiendo de su propósito despues de haber t en–

dido las líneas por ambas partes. En las inmediacion es d el

Durazno hubo un pequeño tiroteo entre la vanguardia enemi–

ga

y

la fuerza que estaba en el pueblo de g uarnicion.

Despues de pasar una t emporada el ejército r evolucionario en

el Cerro L argo determinó el General Aparicio volver al centro

de la república, t eniendo derepente que emprender la marcha

para · el Norte, pues el General Suarez, habiendo sabido que

aquel habia desprendido algunas fu erzas, se vino sobre él y

emprendió una persecucion t errible cruzando los dos ejércitos

las escabrosísimas Sierras de los Infiernillos, en el depart amento

de Tacuarembó.

Mientras esto sucedia con el ejército, á cuyo fr ente iban el

General Aparicio como General en J efe, y el General Medina

como General del ej ér cito del Sud, la vanguardia, compuesta de

mil y t antos hombres al mando del General Muniz, operaba en

los departamentos del E ste; los Generales Moreno y Manduca

Cipriano

y

el Coronel D. Santiago Botana estaban en el pueb lo

de Melo con los heridos del sitio de Montevideo y de la batalla