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del Sauce, habiéndose batido en el pueblo
y
despues en e1
Chu
y
contra el Coronel Fidelis;
y
en el Norte del Rio Negro se
encontraban el General Benitez, jefe del ejército del Norte
y
los
coroneles Olivera, Puentes
y
Salvañach, peleando en Cardoso
y en otros puntos.
Habiendo cesado la persecucion que el General Suarez le
hizo al ejército revoluclonario, debido á un estratagema hábil
del General Aparicio, que burló al enemigo una noche escabu–
lléndosele en una contra marcha que le hizo, caminando lue–
go toda la noche á marcha forzada, volvió nuevamente al Sud,
vadeando el Rio Negro en el Paso de los Toros, avistándose á
los muchos dias los dos ejércitos en Mansevillagra, en cuyo
punto, despues de mil incidentes, se suspendieron las hostili·
dades so-pretesto de tratar sobre la paz, concluyendo por reti–
rarse los nacionalistas para los departamentos del Oeste. En
esta época el General D. Enrique Castro er a el que mandaba
el ejército del gobierno, en reemplazo del General Suarez
que habia renunciado el mando por no haber podido alcanzar
al General Aparicio en las sierras de los Infiernillos y por des–
avenencias que tuvo con algunos de sus jefes subalternos, entre
ellos con el Coronel D. Lorenzo Latorre, que mandaba el bata–
llon
1°
de cazadores.
Poco tiempo despues del armisticio de Mansevillagra, dióse la
batalla de Manantiales, habiéndose incorporado en ese interin
en las puntas del Rosario el Coronel D. Gabriel Palomeque, que
conducia una nota del Gobierno Argentino manifestando nue–
vamente sus buenos deseos de reconciliar á los orientales, y los
oficiales Mendez y Mozo con dos cañones que conducian tam–
bien desde Buenos Aires: todos habian desembarcado en el
Rosario, r ecibiéndolos el Coronel Juan Medina, que fué quien
los condujo al lado del General Aparicio. El General Campos
con una
p~queña
fuerza entre-riana y los Coroneles Nico Coro–
nel y Baraldo, tambien se reunieron al ejército revolucionario
antes de Manantiales: los primeros, ó sean Campos y Nico ha–
bían invadido de Entre-Rios por el departamento del Salto des–
pues de la derrota del ejército del General Lopez J ardan, bajo
cuya
órdenes servían, r euniéndose
inmediatamente
á
las
fuerzas nacionali tas que operaban al Norte del Rio
egro; y el
Coronel Baraldo, que tambien sirvió en el ejército entre-riano,
habia pasado dias antes que aquellos con un pequeño grupo por
la Agraciada, presentándose en seguida al ejército.