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para sus enemigos, aseverando un diario de Montevideo que
<parecía que se multiplicara ó volara como las águilas para
estar tan pronto en un punto como en otro, sin podérsele
pillar
en ninguno ». Otros, como el Coronel F errer, aparecían por las
costas argentinas con intenciones de invadir; Galvan y Pam–
pillon andaban por el departamento de San J osé y algunos
grupos se hacían sentir por las fr onteras del Brasil.
Del combate de Melo hasta la primer batalla campal que se
dió en S everino el 12 de
eti embr e del mismo año, la revolu
cion siguió este itinerario:
El
27 de Abril se bate en el Rincon de Ramirez con los Coro–
neles Perez y Olave, derrotándolos completamente. De este
combate como del de Melo que ya hemos mencionado, y de los
sucesivos hasta la terminacion d e la guerra, har emos capítulos
aparte, á excepcion de los pequeños encuentros ó escaramuzas
que los mencionaremos únicamente en el trascurso de nuestro
relato.
El 29 del mismo mes' toman los invasores el pueblo de Treinta
y Tres, tiroteándose todo el dia con la gente del Coronel Caraba–
jal, haciéndose varios muertos y heridos por ambas partes.
El
5 de Mayo se aproximan al pueblo de San José, donde se
encierran las fuerzas del gobierno al mando d el Comandante
Tabares, retirándose los revolucionarios despues de una pe–
queña refriega.
El
dia 10 se les incorpora el Coronel Pampillon y el 14 entran
en Porongos despues de hab erse batido caballerescamente este
jefe en el Sarandí con el Coronel Gil Ag uirr e, cuyo combate
lo describimos en uno de los capítulos siguientes. El comercio
de Porongos, apreciando la conducta ejemplar de los r evolucio–
narios, les ofrece generosamente su cooperacion que fué acep–
tada, para vestir una parte de la fuerza.
El 25 del mismo entran en el pueblo d e Toledo, á cinco le–
guas de la capital, tiroteándose con las fuerzas de Montevideo,
enviando el General Aparicio desde aquel punto la carta al G e–
neral "Batlle, que hemos trascrito anteriormente, y el 28 tie–
ne lugar el combate de E spuelitas, con el General Castro y el
Coronel Carabajal, á quienes derrotan .
Al salir de Toledo, tropas del gobierno t oman pri ioneros
á
los jóvenes r evolucionarios S antini y Baraldo, y los degüellan
bárbaramente en las mismas puertas de la capital.
De Espuelitas toman la campaña por su cuenta los invasores,