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éncargado, por ella, de asegurar y garantir á todos sus ciudadanos y habitan–

tes, el efectivo y pleno goce de todos los derechos y libertades que les acuer–

dan las leyes fundamentales del Estado.

e Presentada asi: depurada de toda amenaza ó coaccion, más ó menos espli.

cita, sin hacer depender de su concesion ó repulsa la pacificacion de que tant&

necesita el pais, puede V. garantir que S. E. el Sr. Presidente hará de la

peticion

y sus fundamentos, el primer objeto de la atencion de su Gobierno

tan

luego como los arreglos prévios de la pacificacion, se hayan concluido

y

ejecutado; y que la resolvérá como lo debe y entienda que lo demande la

justicia del pedido y las conveniencias del Estado, directa y vitalmente intere–

sado en que sean en él, Juna verdad

práctica

sus instituciones

escritas

y las

libertades, todas, que ellas garanten.

• En el Protocolo de la conferencia del dia... tenido en ese Ministerio que–

dó escluida de todo punto la pretension de los revolucionados, sobre recono–

cimiento de los grados

superiores;

es decir, de coronel arriba.

>

Pero, establecida por causal de esa esclnsion, la falta de facultades, para

hacerlo, en el Presidente de la República, es posible que los comisinados ó

representantes de la revolucion en armas, pretendan el reconocimiento de los

grados

inferiores

que no están en aquel caso.

• Si tal sucediese, quiere tambien S. E. el Presidente, que Vd. se oponga,

decidida y enérgicamente á que tal pretension, sea admitida á discusion por el

mismo principio de la anterior.

>

Es esa una concesion á que siempre se negó S. E. el Sr. Presidente no

por lo que ella importase el aumento en el actual presupuesto general de

gastos de la nacion, sino por el principio, y por el antecedente que se deja.

ria establecidos en un país, como el nuestro, donde el espíritu de revuelta

anárquica, tiene sobra de estímulos poderosos que lo mantengan y fomenten,

en las bastardas y desordenadas ambiciones personales á que debe su orígen

y que, mezclada$ y predominando en nuestras luchas civiles, siempre tuvieron

bastante poder para torcer

y

viciar su carácter y tendencias, de la manera

mas dañosa y trascedental para la felicidad y los altos destinos á que está

llamada nuestra codiciada patria.

>

A este respecto, la resolucion de S. E . el Sr. Presidente es, pues, igual.

mente decidida; pero se halla dispuesto á reponer en sus antiguos grados, á

todos aquellos jefes y oficiales que, por cualquier razon ó motivo

políti't:o,

los hubiesen perdido, y acordarles á ellos ó las viudas é hijos de los que

hubiesen fallecido, en el derecho á ser liquidados y pagados de los

haberes

devengados, por ellos, en ese interregno.

• Esa concesion, que no tiene los inconvenientes de la otra, servirá á Vd.

para probar que,

al

negarse á ella, S. E. el Sr. Presidente no es impulsado

por razones de un espíritu mezquino de partido, sino por consideraciones de

alta política y de trascedentales conveniencias públicas, que no es posible, de–

jen de encontrar apoyo en la razon y el corazun de todo oriental verdadera–

mente amoroso de su país.

>

La cuestion

dinero

V d. lo ha dicho,

y

es la verdad; no puede ni debe