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235 -

como iris de paz

y

de b.rnanza, los Batlle, Bustamante

y

Aparicio, fueron

intolerantes,

y

la guerra civil tiende á perpetuarse en el Estado Oriental.

" Donde naufragó el primer soldado del Imperio, es preciso que se haga

oir la voz del Brasil sosteniendo los intereses de sus súbditos.

" Es preciso que el Brasil intervenga cuanto antes

y

así conseguirá

los

mejores resultados.

" Un Gobierno legal, que con prudencia

y

moderacion cicatrice las heridas

del pasado,

y

consiga disminuir el ódio entre blancos

y

colorados, para que

realmente sean partidos dignos de una R epública, garantirá á los súbditos del

Imperio, en sus personas

y

bienes,

y

promoviendo allí la prosperidad inter·

na, creará en el Estado Oriental un alíado que mas tarde será grato

al

be·

neficio. (

1)

" Montevideo Junio 15 de 1871

"

Sr. Marqués do H erbal, T eniente General D. Manuel Luis Osorio.

" En la primera visita que tuve el h onor de recibir de V . E. hablándome

del deseo que tenían los J efes de la revolucion de arribar á un arreglo con ·

venienle para deponer las armas, si h e

comprendido bien,

sus manifestacio·

nes abrazan los siguientes puntos:

(1) La mayor parte de los hechos que cita el artículo que dejamos transcripto, al menos en

cuanto

á

la revolucion del 70,

SO:.l

complct...'lmcnte falsos. Los revolucionario<> jamás saquea–

ron ni asesinaron

á

los Rio-Grandenses ni

á

nadie en sus estancias, no robaron rodeos enteros

para conducirlos

á

los Saladeros, ni tomaron los peonc:i

Íl

la fuerza para el servicio, ni co–

metieron ninguna de las iniquidades de que se dan cuenta en dicho articulo. Por el contrario

llegó á tal punto el respeto á la propiedad de los Sres. Rio-Grandcnses, que un dia el

mism~

General Aparicio

hizo ejecutar

á

un soldado revolucionario

encima de la res que habia

carneado con cuero en la estancia de un brasilero, situada del otro lado del Paso de Pereyr a

del R io Negro, salvándose sus compañeros por haber buido dentro do los montes del citado rio;

y otra vez, como ya lo hemos mencionado en el capítulo de la batalla de Manantiales, hubo

de ejecutarse

á

un oficial revolucionario en Tacuarembó Grande por haber tomado unos mem–

brillos en la estancia de otro brasilero.

R especto

á

la clasificacion de

bandidos

que hace el articulista de las personas de los Gene.

reles

paricio y ::\Iuniz, bien conocido es el hecho

á

que se refiere que no tiene nada de desdo–

roso para los que ejecutaron. Nos rcferimvs

á

la in,·asion que hizo el General Aparicio al Brasil

el año l!:l6:., penetrando á l:i Provincia de Rio Grande donde dió el grito de libertad álos escla–

vos con la

idea.de

sublevarlos cotra el Imperio que en eso momentos cañoneaba

á

Paysandú

aliado al General F lores.

A hora, por lo que toca

á.

las ideas rechazantes ele intervencion, etc., que proclama el arti_

culista, transcribimos las palabras, bacicudolas nuestras, que un periodista oriental escribió e n

aquella época contestando á estos artículos.

H élas aqui:

»

No son, de cierto, tan insanos

y

tan atrabiliarios los deseos y propósitos del escritor bra_

silero del

Echo do Sul ,

como los de olros que prociaman la conquista

á

sangre y fuego; pero

no implicarian menos un atentado

á

la soberania

y á

la independencia de la República.

»

La historia de todos los pueblos viriles, como lo es indudabiemente el oriental, enseña

que hay una resistencia invencible

á

recibir los beneficios de la paz. y de la prosperidad, de

las bayonetas estrangeras,

y

que las intervenciones solo producen frutos malditos,

á

parte de

que menoscaban

ta

dignidad y el honor nacional.

»