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como iris de paz
y
de b.rnanza, los Batlle, Bustamante
y
Aparicio, fueron
intolerantes,
y
la guerra civil tiende á perpetuarse en el Estado Oriental.
" Donde naufragó el primer soldado del Imperio, es preciso que se haga
oir la voz del Brasil sosteniendo los intereses de sus súbditos.
" Es preciso que el Brasil intervenga cuanto antes
y
así conseguirá
los
mejores resultados.
" Un Gobierno legal, que con prudencia
y
moderacion cicatrice las heridas
del pasado,
y
consiga disminuir el ódio entre blancos
y
colorados, para que
realmente sean partidos dignos de una R epública, garantirá á los súbditos del
Imperio, en sus personas
y
bienes,
y
promoviendo allí la prosperidad inter·
na, creará en el Estado Oriental un alíado que mas tarde será grato
al
be·
neficio. (
1)
" Montevideo Junio 15 de 1871
"
Sr. Marqués do H erbal, T eniente General D. Manuel Luis Osorio.
" En la primera visita que tuve el h onor de recibir de V . E. hablándome
del deseo que tenían los J efes de la revolucion de arribar á un arreglo con ·
venienle para deponer las armas, si h e
comprendido bien,
sus manifestacio·
nes abrazan los siguientes puntos:
(1) La mayor parte de los hechos que cita el artículo que dejamos transcripto, al menos en
cuanto
á
la revolucion del 70,
SO:.l
complct...'lmcnte falsos. Los revolucionario<> jamás saquea–
ron ni asesinaron
á
los Rio-Grandenses ni
á
nadie en sus estancias, no robaron rodeos enteros
para conducirlos
á
los Saladeros, ni tomaron los peonc:i
Íl
la fuerza para el servicio, ni co–
metieron ninguna de las iniquidades de que se dan cuenta en dicho articulo. Por el contrario
llegó á tal punto el respeto á la propiedad de los Sres. Rio-Grandcnses, que un dia el
mism~
General Aparicio
hizo ejecutar
á
un soldado revolucionario
encima de la res que habia
carneado con cuero en la estancia de un brasilero, situada del otro lado del Paso de Pereyr a
del R io Negro, salvándose sus compañeros por haber buido dentro do los montes del citado rio;
y otra vez, como ya lo hemos mencionado en el capítulo de la batalla de Manantiales, hubo
de ejecutarse
á
un oficial revolucionario en Tacuarembó Grande por haber tomado unos mem–
brillos en la estancia de otro brasilero.
R especto
á
la clasificacion de
bandidos
que hace el articulista de las personas de los Gene.
reles
paricio y ::\Iuniz, bien conocido es el hecho
á
que se refiere que no tiene nada de desdo–
roso para los que ejecutaron. Nos rcferimvs
á
la in,·asion que hizo el General Aparicio al Brasil
el año l!:l6:., penetrando á l:i Provincia de Rio Grande donde dió el grito de libertad álos escla–
vos con la
idea.desublevarlos cotra el Imperio que en eso momentos cañoneaba
á
Paysandú
aliado al General F lores.
A hora, por lo que toca
á.
las ideas rechazantes ele intervencion, etc., que proclama el arti_
culista, transcribimos las palabras, bacicudolas nuestras, que un periodista oriental escribió e n
aquella época contestando á estos artículos.
H élas aqui:
»
No son, de cierto, tan insanos
y
tan atrabiliarios los deseos y propósitos del escritor bra_
silero del
Echo do Sul ,
como los de olros que prociaman la conquista
á
sangre y fuego; pero
no implicarian menos un atentado
á
la soberania
y á
la independencia de la República.
»
La historia de todos los pueblos viriles, como lo es indudabiemente el oriental, enseña
que hay una resistencia invencible
á
recibir los beneficios de la paz. y de la prosperidad, de
las bayonetas estrangeras,
y
que las intervenciones solo producen frutos malditos,
á
parte de
que menoscaban
ta
dignidad y el honor nacional.
»