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á
la patria bajo absurdos y personales pretestos,
todo ha sido concedido por
el Gobierno, inutilmente por desgracia.
>
Apenas el Exmo. Sr. General
O~orio
se ofrece á tentar privadamente un
proyecto de avenimiento, inducido
á
ello por los mismos jefes de la R evolu–
cion, el P. E. se apresuró á consentir no imponiendo mas base que el reco–
nocimiento de las autoridades
constitucionales, base de la cual ni el Poder
Ejecutivo estaba facultado para prescindir, ni podia desconocerse ni aun po–
nerse en duda, ni pretender borrar del pasado de la R epública y negar hechos
que pertenecen ya á su historia.
~
Esa misma base parece que no ha sido
aceptada por los jefes rebeldes,
puesto que el Exmo. Sr. General Osorio se retira, y no obstante que ofreció
regrQsar cuantas veces fuera necesario, siempre que vislumbrara alguna espe–
ranza de paz, y que solo se
retiraria para su estancia, dando al Gobierno
conocimiento de su marcha, cuando se hallara convencido de que su interpo–
sicion era inútil;- además así se desprende ele
los documentos adjuntos. Esta
tentativa de pacificacion queda terminada.
>
El Poder Ejecutivo que se vé en el caso de vigorizar su accion
de to –
dos modos para quitar á la revolucion que desangra y empobrece al Estado
las armas materiales y morales que la apoyan y sostienen procuran do
legiti–
marla, se
halla decidido á hacer uso de
las facultades que el art. 8 r de
la
Consti tucion le acuerda ya que á su pesar las desgracias de la patria lo hacen
necesario. (
1)
>
Dios guarde á V. H. muchos años.
LORENZO BATLLE.
FERNANDO TORRES.
A
la Honol'able Comision Permanente.
(l ) En
verdad que necesitó valor el general Batlle, para estampar en un documento público
y
oficial las escandalosas mentiras que se leen en el
~1cnsajc
que dejamos transcrito.
¡Con que solamente el estravio de algunos malos orientales
fué
la causa que produjo
la
inv::a.sion del General Aparicio, y que únicamente
mo prctesto puede tomarse la afirmacion
de los)n\·asores que solo con las armas en la mano podian abrirse las puertas de
la patria
y
que vcnian
á
reivindicar sus derechos desconocidos por e] partido ·dominante! ¡Que
el
Gobierno
del G eneral Batlle re spetó
á
los prisinneros de la
reYolucion, que cuidó paternalmente ;\ sus
heridos
y
que amnistió
á
todos generosamente concediéndoles empleos
y
el goce de los sueldos!
Sino fueran horriblemente sangricntasy cínicas estas afirmaciones, seria hasta ridículo tomar–
las en consideracion.
Es p1cciso tener
lo upé
para decir que solo el cstravio de algunos orientales produjo la revolu–
cion del 70, cuando mas de media nacionalidad oriental se baliaba proscrita en el estrangero
debido esclusivamente
á
Ja pcrsccucion de los gobiernos personales
y
csclusivistas de FJores
y
de Batllc, cuando se organizaban matanzas de blancos como las que se efectuaron en 1\1on–
tevideo, Mercedes
y
otros departamentos de la República en el año 186 ,
y
cuando el gobierne
de Batlle declaraba en · documentos públicos que
«
gobernarla con su partido
y
para su partido,
»
considerando como pári:?s
á
todos los orientales que no perteneciesen
á
su credo político.
Es
preciso tener
lou.pépara decir que solam ntc como un prctcsto podía tomarse la afirma–
cion de los revolucionarios que tenian que abrir e las puertas de la patria con las armas en la
mano y que venían
á
reivindicar sus derechos desconocidos, cuando esos mismos revolucionarios
eran perseguidos en sus vidas
y
haciendas
y
veian
á
sus compañeros asesinados en las cuchillas
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