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TRABAJOS DE MONSEÑOR VERA
El pueblo todo des eaba la paz; pero queria una paz digna y
bajo bases sólidas, en que ambos combati ent es quedasen satis–
fechos y se encarrilase el pais en una era de lib ertad y de pro–
greso. Por eso t odos habian censurado la conducta del gobier–
no de Batlle en la gestion del general Osario, en que pretendió
· reconocieran los r evolucionarios y acatasen ante t odo su autori.
dad soberana y el gobierno ilegal que r epresentaba. Pero allá
por el mes de Julio del mismo año, debido á la ini ciativa • d e
algunos ciudadanos bien intencionados (D. Mauricio Llamas
Don Enrique Finn, D. Ju an
R.
Gomez y D. Duncan Stewart,)
que se apersonaron a l P r esidente Batlle, se creyó qu e aquella
dificultad habia desaparecido, y ent onces el Sr. Obispo l\fon–
señor Jacinto Vera, ciudadano apreciabilísimo por las g randes
virtudes que le adornaban,
fu é
visto por aquellos caballeros
para que iniciara una nueva tentativa d e paz, suplicándole
tuviera una entrevista con el general Batlle.
y
en las calles
ó
vejados en los cuarteles
y
en las cárceles,' sin reconocerles
ningun derecho
político, judicial ni meramente social.
¡Que respetó
á
los prisioneros de la revolucion
y
cuidó paternalmente
á
sus heridos! Y el
Sauce? Y Cardoso? Y tantos otros hechos, como los asesinatos de Santini
y
Baraldo
y
el efec–
tuado por Polidoro Fernandez en las mismas puertas de la capital en las personas de varios
jóvenes que supuso fueran para la revolucion,
y
los consumados por Belen, Galarza, Mena,
Ramircz, Quiroz, Escobar
y
otros caudillejos de nuestra campaña?
¡Que
dió
dmnistia
ámplia
á
todos reconociéadoles
sus
empleos y sueldos!
Pero lo
acepta–
ban de maoos de sus perseguidores
y
asesinos? Y sobre todo, los revolucionarios del 70 pelea–
ban por su patria, peleaban por la libertad
y
la constitucion de la R epública, no peleaban por
empleos oi por sueldos.
Y si las finanzas orientales estaban en un estado desastroso cuando paso el General Apa–
ricio, ¿quién tenia la culpa? cuál era la causa?
El Gobierno de los blancos, que terminó el año 65, no obstante la guerra que tuvo que sos–
tener con Flores
y
el Brasil, dejó sus finanzas en un estado floreciente;
á
no ser la deuda flo–
tante que aun no se babia podido arreglar,
á
nadie debia la nacion: ahí están en Tesoreria
los libros de aquella época que justifican lo que decimos. Y si en los gobiernos de Flores
y
de
Batlle, (lo cual ha seguido despues en los sucesivos hasta el actua)l, la deuda del pais babia
ascendido ya entonces á una suma fabulo3a,
culpa es solamente de la mala, pésima
admi–
nistracion
y
de los negocios leoninos que se babian consumado.
Como babia sido el gobierno del General Batlle, que sus propios amigos, sus mas ardientes
defensores, no han encontrado hasta hoy otro espedientc que decir, muy sueltos de cuerpo,
que el General Batlle no era malo, que el General Batllc no era ladron, los malos agregan,
los ladrones eran los que lo rodeaban; Batlle no hizo mal, pero dejó hacerlo; no
fué
ladron, pero
dejó robar.
¡Y
á
nosotros, al Partido Nacional,
¿Qué se nos importa que fuera él ó su partido el malo ,
el ó su partido el ladron?