Table of Contents Table of Contents
Previous Page  409 / 840 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 409 / 840 Next Page
Page Background

-

75 -

Y unido á todo esto, vino á robustecer y á dar vigor á

la re

volucion la tremenda derrota y muerte del General Fidelis,

uno de los jefes mas valientes y activos del Gobierno, por los

bravos Coroneles Puentes y Salvañach el dia 15 de Agosto en

los campos de Tacuarembó, cuyo encuentro, como todos los

que se sucedieron en este período hasta la paz de Abril, los

describiremos en e l capítulo siguiente.

El ejército pasó al Norte del Rio Negro, uno ó dos días des–

pues de aquel hecho, pues debemos hacer constar, que el dia

16 ó 17 de Agosto, despues qe una breve permanencia en Cerro

Largo, adonde habían venido en su persecucion fuerzas del Go_

bierno, había vadeado el Río Negro por el paso de Mazangano

habiéndose ya agrandado el grupo con algunas incorporaciones

que se habían efectuado durante esta travesía. La noticia del

triunfo fué recibida con grandes demostraciones de alegria por

todos aquellos patriotas, y como una chispa eléctrica recorrió

todos los ámbitos de la república y pasó á Buenos Aires, dando

ánimo á los

r~volucionarios

que se mantenían todavía en armas

y á los mismos que habían emigrado para el estrangero, á

tal

punto que muchos de éstos, entre otros los coroneles Rafael Ro–

dríguez y Pedro Ferrer, volvieron nuevamente al país á prestar

sus servicios á la revolucion, desembarcando á los pocos dias en

el litoral uruguayo, en cuyas costas anduvieron hasta el final

de la guerra con la gente que pudieron organizar, operando

sobre los departamentos del Oeste.

Tambien se formó nuevamente otro Comité en Buenos Aires

con el patriótico propósito de ayudar á los revolucionarios, á

quienes, casi, puede decirse que los habían considerado ya

como perdidos. Baste agregar, que los nacionalistas llegaron

á tener otra vez mas de cinco mil hombres sobre las armas.

Pero apesar de todo, la revolucion tomaba cada dia un carác–

ter mas acentuado de «guerra civih, no solamente por lo que

se prolongaba

y

por la clase de guerra que había que soste–

ner, guerra sangrienta de montoneras y de recursos, sino tam-

revoluciou que emigraron par:i aquella ciudad despues de la batalla de M anantiales.

E ntre

otros que no

recordamos, cita.remos

á

los señores Avelino

y

Carlos A mbrosio L erena, D on

E rnesto de las Carreras, D . Melchnr Belaustegw, Dr. Eustaquio T omé, Dr. Juan A ngel

Golfo.rini, D . Federico

Tin R eyes, D. 1\1artin Vicente Perez, los Sres. C ibils

y

Artagavoitia,

el G eneral D. L ucas

~íoreno,

D . Estaoislao Camino

y

Sr. Britos de l Pino.