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las pérdidas sufridas en la derrota y con la inmensa dispers10n
y emigracion que se produjeron, hasta de algunos jefes de
<livision; pero existian todavia infinidad de escuadrones disemi–
nados en varios puntos de la República, cuyos jefes, mas que
nunca, estaban animados de continuar la guerra, y, sobre todo,
contaba la revolucion con su esforzado caudillo, cuyo temple
de alma nunca se doblegó
á
los reveses y sinsabores de la mala
fortuna, creciendo, por el contrario, en valor y orgullo su indo–
mable carácter ante los peligros
y
los infortunios. (1)
(1) D e las fuerzas que eiustian organizadas en
la
R epública, en el momento de la derrota de
Manantiales,
sin contar el grupo del General Aparicio
y la vanguardia al mando del
General Muniz, podian muy
bien calcularse en dos mil quinientos hombres, descompuestos de
esta manera: 450
á
las órdenes del Coronel Uran en el departamento de Soriano; en el Durazno
el Coronel Basilio Muñoz con la division del departamento, que pasaba de 500; en el departa
mento de la Florida, los Comandantes Castro y Guzman con 200, pertenecientes á los escuadrones de
Mansevillagra é Yllescas; al Norte los Coroneles Puentes y Salvañach con 300 ó 400 y el Co–
ronel Olivera con 200; el General Manduca Cipriano en Cerro Largo con 150 ó 200, y mas de
500 que merodeaban por toda la República en escuadrones ó partidas sueltas, licenciadas unas
y en comision las demas.
El bravo Coronel Uran, cuya carrera militar vino
á
terminarla con una gloriosa muerte en
}os campos del Quebracho, lanzó esta proclama á los habitantes de Soriano á los pocos dias
de la batalla de i)>Ianantiales, que trascribimo• para probar el ánimo en que se encontraban
aquellos patriotas.
cEJ Coronel Uran, J'efe en oper acio11es e11 el Defadamento
de
Soriano.
Compatriotas/
S. E. el Sr. General en J efe del Ejército Nacional, me confió la mision hon·
rosa de venir
á
organizar las fuerzas del D epartamento y garantir las vidas, las propiedades
la libertad de sus habitantes. Cuando comenzaba
á
llenar esta comision, heruos sido sorpren–
didos con la noticia de una batalla forzada con los ene;,,igos de la patria, en momentos de
haberse acordado con el desleal Lorenzo Batlle una suspension de hostilidades y nombrada la
comision que debia pactar la paz de la República y la garantia para todos sus habitantes
Nuestro ejército confiado en la paz iniciada, no estaba preparado para el combate. La mayor
parte de sus divisiones, con licencia,
ó
en comision. Los cobardes que el 23 de Junio corrieron
á
esconder su iguominia en el Rincon de los Chanchos, aprovecharon esta oportunidad para
atacar nuestras diminutas fuerzas en los Manantiales, donde solo han
recojido
infamia y
baldon.
Compatriotas!
El suceso del 17 ha sido insignificante, y por todas partes
las huestes de la
revolucion se reunen con mas ardor, para vengar la traicion y reivindicar nuestros derechos. La
brava division de Soriano y el brillante Escuadron de la Colonia al mando del valiente Co–
mandante Alvarez, ya componen una coJumna de
460
hombres, que en breve reunida aJ Ejér–
cito
Nacional, sabrá mostrar
A
los
sicari06
de
Batlle,
Ja diferencia que
existe
entre ciudadanos
que combaten por Ja patria, y los mercenarios estrangeros concbavados para matar orienta.les.
ConifJa-ñerosl
¡A las armas!- Union en el presente,
fé
en el porvenir, y valor y clemencia
en el combate, es lo que os exige vuestro J efe y amigo.
J'ulian Uran
Agraciada, Julio 23 de 1871.
Tambien debemos hacer constar aquí, como una mencion honrosísima,
la
conducta noble
y
generosa de alguno• compatriotas residentes
y
emigrados en Buenos Aires con los soldados de la