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Por demás está agregar, que ni se castigó á Coronado, ni

menos se intentó nada contra los autores de los sucesos de Pan–

do y de la Union.

El General Batlle y su excelente Gobierno eran estremada–

mente bondadosos .. ..

Episodios de la batalla de1 Sauce

Cuando se retiraba el ejército revolucionario del campo de

batalla, como sucede generalmente despues de un combate re–

ñido, y sobre todo retirándose en derrota, alejábanse los nacio–

nalistas en grupos mas ó menos numerosos, y en gran confu–

sion todas las fuerzas.

Entre uno de esos tantos grupos marchaba el Coronel Utur–

bey, jefe de la division de Minas, cuya gente habia sobresalido

durante la jornada, acompañado únicamente de sus hijastros

Martín y Rafael Lasala y Oribe, y de su fiel asistente.

Al llegar á cierta altura, próxima adonde había sido el com–

bate y en el momento que venían escopeteando la reta–

guardia, distinguió á tres infantes que se encontraban á pié

bebiendo agua desesperadamente en una cañada fangosa. Es–

tos infantes eran Isabelino Canaveris, un jóven Martinez y otro

mas que no recordamos su nombre.

Acercóse á ellos compadecido, y como los conociera, se en–

tretuvo saludándolos y preguntándoles si se habían portado

bien en la batalla y como habia salido el batallan á que pertene–

cían: distrayéndose en la conversacion, hasta el punto de no

fijarse que se alejaban las fuerzas revolucionarias. Pero

habiendo notado esta circunstancia, se apartan todos de aquel

sitio, montando los infantes en las grupas de los caballos de

los hermanos Lasala y el asistente de Uturbey.

No habrían caminado dos cuadras cuando se ven derepente

cortados por un oficial y nueve soldados de la caballería ene–

miga.

Inmediatamente el Coronel Uturbey hizo echar pié á tierra

á

los infantes y les ordenó hicieran fuego, pero como los

fu–

siles estaban descargados y no tenían municion alguna, no

pudieron cumplir la órden. Entonces Uturbey, viéndose per–

dido si no tomaba una resolucion enérgica, resuelve cargar–

los él con

~os

Lasala y su asistente, y rápido como el pen–

samiento los acomete y atendiendo

á

este y al otro

y

pelean-