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do casi él solo con todos, consigue derrotarlos matando á dos

é hiriendo á unos tres ó cuatro.

Mariano Espina, abanderado del batallan <Treinta y Tres »,

comandado por Belisario Estomba, recibió tres balazos y cua–

tro bayonetazos defendiendo la bandera. Sin embargo, conser–

vábase en pié y por nada del mundo quería entregar aquel teso–

ro á ninguno de sus compañeros. Fué necesario que viniera

el Coronel Estomba y se la arrancase á viva fuerza, enviándo –

lo al Parque inmediatamente para que se curara sus heridas,

porque se iba en sangre y perdía las fuerzas por momentos.

El conocido jóven Lujan, peleó cuerpo ácuerpo con un Capitan

enemigo y dos soldados del batallon «24 de Abril», en una de las

cargas que los infantes revolucionarios dieron á la bayoneta,

mató á uno de Jos soldados é hirió al Capitan, pero el otro sól–

dado lo hirió con la bayoneta, degollándolo despues.

Los doctores, Piquet y Audicini que iban con el ejército de

Suarez, fueron hechos prisioneros por los revolucionarios cuan–

do huian en un carruaje para Montevideo. El Coronel Arrue

que habia sido herido de un balazo en la sien izquierda, se ha–

ce curar por ellos durante el combate y despues los hace acom–

pañar, llenos de consideraciones, hasta ponerlos en salvo.

Muchos de los soldados de las caballerías gubernistas que se

pronunciaron en derrota y que eran perseguidos por las caba–

llerías de Aparicio echaban pié á tierra al verse acosados por sus

perseguidores,óporque les mataban sus caballos ó se los bolea–

ban, y sable en

ma.no

esperaban el ataque, defendiéndose biza–

rramente hasta caer sin vida y cubiertos de heridas, pero sin

rendirse jamas.

En las <lemas batallas, particularmente en Corralito en que tam–

bien se portaron con denuedo las caballerías del Gobierno, suce–

dió poco mas ó menos lo mismo que en la batalla del Sauce.

Un escuadran gubernista, cuyo jefe no hemos podido averiguar

quien seria, colocóse á retaguardia del ejército revolucionario

momentos despues de haber este llevado el ataque á Suarez.

En esta posicion y creyendo muchos de los que se retiraban

por cualquier circunstancia del campo de batalla, que perte-