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cedido inmediatamente á aquella insinuacion; pero esto tiene
su esplicacion fácil, en el r esp eto que saben todos tenia aquel
caudillo por la caracterizada opinion militar d el General Me–
dina.
Serian las ocho, mas bien mas que menos, cuando los dos
ejércitos encontrábanse ya con sus líneas tendidas, una al frente
de la otra, y d esplegaban fuertes g uerrillas d e caballería.
Como á las 9 y casi simultáneamente, cambiaron los frentes
de las líneas, tomando ambos combatientes las mejores posicio–
nes y volvieron á desplegar numerosas g u errillas, dobles ahora,
de caballería é infantería; rompiendo al poco rato por las dos
partes el fuego de cañon.
Pero antes de seguir adelante, vamos á decir en el órdeh que
estaban formadas las dos lín eas de bat all a en el acto d e empren–
der el combate, y las posiciones que respectivamente ocupaban
los ejércitos antes y despues de cambiar los frentes d e sus
líneas.
El campo, á no haber mediado la circunstancia, como ya lo
hemos dicho, de en contrarse arado y sembrado en su mayor
parte, no hubiera sido d el todo malo para operar con ámplia
libertad las caballerías nacionalistas pues á n o ser las ondula–
ciones natural es del t erreno, muy gen erales en la r epública, los
campos del Sauce son est ens os y lib r es en s u t otalida d de cer–
ranias y bosques, sin g randes cañadas que puedan impedir
en absoluto la marcha ó carga regular d e los caballos.
Pero los inmensos trigales que allí existían, sembrados en
terrenos cultivados groseramente, ll enos d e terrones y matorra–
les, con zanj eados y cercos por todas partes, eran casi de t odo
punto, contrarios á las caballerías, cuyos caballos se enterraban
unas veces en la tierra suelta ó trop ezaban á cada paso en aquel
terreno cultivado. Solo los consumados ginetes de nuestro pais
podían ·maniobrar con algunas ventajas en aquellos parajes y
llevar cargas á todo lo que daban s us corceles. La mejor caba-
11eria europea, estamos seguros no hubi e ra podido casi manio–
brar y si conseguía hacerlo, lo h abría h echo con grandes difi–
cultades dando cuando mas algun as cargas d esorganizadas al
trote ó á un galope moderado.
Esta circunstancia, d esfavorable para los r evolu cionarios
era, por el contrario, favorabilísima para sus contrarios, c uya
superioridad estaba en la infanteria y artillería, las c uales
podían maniobrar cómodamente e n aquellos parajes, y contaba