-
156
"
Voluntarios
JI
soldados de Guardias Nacionales
JI
de tínea.-A
las armas
á cubrir el puesto que el deber y el honor os asignan.
" Aquel que abandonando sus compañeros diere cobarde la espalda al ene–
migo, cubrirá de baldon su nombre, y sufrirá el severo castigo
que las leyes
militares le impongan.
" En 1843, con un ejército improvisado en que ningun cuerpo habia recibi–
do el bautismo de fuego, Montevideo resistió á catorce mil hombres de tropas
regulares, tres veces superiores en número á la fuerza que le defen?ia.
" Hoy cuenta con cuerpos aguerridos que le garanten un triunfo seguro.
Nacionales
y
extrangei-os-R eposad
tranquilos en las garantias y segurida–
des que el ejército os ofrece.
" Si alguien viviendo bajo nuestra proteccion y amparo,
traidoramente nos
ataca por la espalda, mientras hiciéramos frente al enemigo, declarado, justifi–
cado el hecho de un modo irrecusable, será en el acto pasado por las armas,
llenadas las brevísimas formalidades que las leyes militares y la práctica esta –
blecen para la alevosia.
"
Soldados de la giearmezon-Calma,
firmeza y valor, y pronto vereis huir
despavorido al enemigo que osa provocarnos.
Lorenzo Batlle.
Días 27, 28, 29, 30
y
p-Continuan las guerrillas en las avan–
zadas cada dia mas fuertes, produciéndose bajas de una
y
otra
parte
y
empieza á organizarse el ejército r evolucionario.
El dia 28, á fin de establecer sus guardias
y
r econocer la pla–
za sitiada, penetró todo el ej ército r evolucionario hasta las
Tres Cruces, r etirándose para el Cerrito por el camino de la
Fig urita; quedando desde este dia sus avanzadas en los puntos
que hemos mencionado al principio d e este capítulo.
Al cruzar el ejército por la histórica villa de la Union, sus ha–
bitantes echan á vuelo las campanas de la Ig lesia
y
del Colegio, '
lanzan cohetes al aire
y
de todas partes se les arrojan fl ores á
los revolucionarios
y
se les r egalan divisas, banderolas, ban–
d as, etc.
Ese mismo dia las patriotas damas del p ueblo r egaláronle a l
General Aparicio una hermosa bandera oriental, acompañada
su entrega con la sigu iente esp r esiva carta, que fué contestada
mas t arde con otra en
t érminos
honrosísimos para dichas
damas:
"
Al Sr. General D . Tz1noteo Aparicio.
" Señor General:
'' Despues de una campa!ia memorable, en que cada campo de batalla ha
presenciado una victoria,
y
en que cada victoria ha sido
coronada por el
perdon
y
la libertad de los vencidos, el ejército que os acompaña viene al fin