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LORD MACAULAY.
to, puso Jacobo manos á la obra con energía
y
cons–
tancia. La
Gaceta
publicó una circular anunciando
que el Rey había determinado revisar los Juzgados
de paz y lugartenencias, dejando sólo en los empleos
públicos
á
aquellos que estuvieran dispuestos
á.
se–
cundar su política(!). Se reuniría en Whiteball una
~omisión
de siete consejeros privados,
á.
fin de regla–
mentar-tal era la fras e empleada-los municipios.
En esta comisión Jeffreys era el único representante
de los protestantes, y Powis el .solo encargado de re -·
presentar los católicos moderados. Todos los otros
individuos pertenecían á la facción jesuítica,
y
entre
ellos se hall aba Petre, que recientemente había jura–
do su cargo de consejero. Hasta que tomó asiento en
el tribunal , su nombramiento fuera un secreto para
todos, excepto para Sunderland. La indig nación pú–
blica se mostró si n rebozo ante esta nueva violación
de la ley,
y
pudo notarse que los católicos fueron aun
más allá en sus censuras que los protestantes. El vano
y
ambicioso jesuíta se halló, pues, f\ ncargado de des–
tituir y organizar nuevamente la mitad de los cuer–
pos constituyentes del reiuo . Dependienuo de la co–
misión de consejeros privados, se nombró una subco–
misión formada de acti vos agentes, de rang·o inferior
á
los consejeros, los cuales tenían á su cargo lo re–
lativo
á
los detalles.
ombráronse también subco–
misiones locales de
reguladores
en todo el reino, en
correspondencia con la comisión central de West–
minster (2).
Las personas con cuya ayuda contaba Jacobo, prin–
cipalmente, para la ejecución de su nueva y difícil
(l)
Gaceta de Londre
,
diciembre 12, 1681 .
(2) Bonrepaux
á
Seignelay, noviembre 14 (24¡; Cittera, noviem–
-bre 15 (25);
Se iones de l<t Cámar a de los Lor es,
diciembre 20,
1689.
.