REVOI.UCTÓN DE INGLATERRA.
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vió aumentar su i odigenoia. Doctrinas hostiles
á
todas
las ciencias, á toda
las artes, á toda iudu tria, á las
virtude domés ticas; doctri nas que, si se ll evaran
á
efecto, destruirian
1
en treinta anos Jo que se ha hecho
en treinta
iglo· por la humanidad, y dejnrian las
má hermo a. provincia de Frnnc ia y Alemania tan
salvajes como el Oougo ó Ja Patagonia, so han pro–
clamado en la tribuna y fu ron defendidas con la
espada. Europa se vió umenazada del yugo do Bár–
baro , eu cuya comparación lo· que marchaban con
Atila y Alboino podrlan pa ar por ilustrado
y
huma–
no . Lo más fiel s amigos del pu blo h an de lnrado,
ll eno d
tri teza, que iutere es
más
pre ioso que
todo
los privilegio pol!ticos , staban en peligro, y
que tal vez sería nece ario sacrificar basta la libertad
para poder alvar la civilización.
En
tanto, en nuestra
Isla no so ha interrurl)pido, ni por solo un dia, el
curo regular del gobierno. Lo
po os malvados 4ue
an
fo
amente
de~
'aban la lice ncia
y
1
pillaje no han
tenido .valor de arrostr::i.r, ni por un moro ntú ,
la
fuerza d
1.tna nación
tic ,
reunida en actitud firme
en d nodor do un Trono paternal.
Y
si se pregunta
en qu nos dif
renciamo~
de lo otros pueblo , la res–
puc tn e que nunca
horno~
perdido lo que ellos loca
y ciegamente tratan d
recobrar.
racins
á
haber
tenido uua revolución con
rvndorn en el
iglo x vu,
no hemo tenido una r evo:ución d
tructura ene!
x1x.
Gra cia'
á
haber tenido libertad
n medio de la servi–
durn bre , tenemo orden en modio de la anarquí a. Por
la
nutoridad de la l
y,
por
la seguridad de ln ba 'ie n–
dn, por la paz de nue-tra
nlle • por la felicidad de
nuo tro hogar
, debemo g ratitud, de pué de Aquel
qu
cgún le pince levanta
y
derriba In na iones, al
Parlam
nto
Largo,
IÍ
la on ención
y
á
Guillermo de
Oraug .