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LORD MACAUJ, AY.
como el entusiasmo de que habían dado muestra lo!t
disidentes en defensa de los Obispos. Penn, el cual
aunque había sacrificado ri quezas
y
honores
á
sus
escrúpulos de concieucia, parece haber imaginado
que nadie te:n.í.a conciencia sino él, atribuía el des–
contento de los puritanos
á
envidia y ambición no
satisfecha. No hablan tenido parte en los beneficios
prometidos en la Declaración de Indulgencia; ningu–
no de ellos fuera adrqitido eu empleos elevados
y
hon–
roso,;, y por tanto no era extraño que tuvieran envidia
rí
los católicos. Y asi, una semana después de haberse
pronunciado el g ran veredicto en Westminster Hall,
Silas Titus, conocid0 presbiteriano, vehemente exclu–
sionista
y
uno de los
manage1·s
cuando la· acusación de
Stafford, fué invitado
á
ocupar una vacante en el Con–
sejo privado. Era una de las personas en qui en tenía
más confianza la oposición . Pero el honor con que
~íhora
le brindaban,
y
la esperanza de poder cobrar
un~
g ran suma que le adeudaba la Corona,, dieron al
lraste con su virtud,
y
con gran disgusto de los pro–
testantes de todas las sectas, aceptó el puesto que se
le ofrec!a
(1 ).
X.
PROCESOS DE LA COMISIÓN ECLESIÁSTICA.-DlMISJÓN
DE SPRAT.
Aun
JlO
se habian realizado los vengativos desig–
nios del Rey contra la Iglesia anglicana.
Casi
todos–
los _arcedianos y cancilleres diocesanos se negaron á
(1)
Gaceta de Lonáres,
julio 9.
1688;
Adda. julio 19 (tS);
DiMio
de Evetyn.
julio I?; Johnstone, dic. 8 (18), 1681.
y
feb. 6
(16),
1688.