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LORD MACAULAY.
bres como Sprat le hablan en el lenguaje de Hamp–
den . El Tribunal, antes tan insolente, se hizo de pron–
to singularmente amable. Los funcionarios eclesiás–
ticos que habían desafiado su autoridad, no fueron
siquiera reprentlidos. No se creyó oportuno ni hacer
entrever la sospecha de que su desobediencia habla
sido intencional. Únicamente se les ordenó tener
prontos sus informes de allí
á
cuatro meses, con lo
cual los comisarios, fl enos de confusión, se separa–
ron. La Comisión eclesiástica habla recibido un golpe
mortal
(
1).
XL
DESCONTENTO DEL CLERO.
Mi entras la Comisión eclesiástica rehula la lucha
cou la Ig·lesia anglicana, la Iglesia , conoced9ra de su
fuerza
y
animada de nuevo entusiasmo, provocaba
con una serie de desafíos los ataques de la Comisión .
Poco después de ser absueltos los Obispos, el venera–
ble Ormond, el mas ilustre
caballe1·0
de la g·uerra civil,
cedió al peso de las enfe rmedades y de la edad. La no –
ticia de su muerte fué llevada con g ran rapidez
á
Ox–
ford. Inmediatamente la Universidad, de la cual habla
sido canciller tanto t iempo, se reunió para nombrarle
sucesor. Un partido sostenla al elocuente
y
entendido
Hallfax, otro al grave y ortodoxo Nottingham. Algu–
nos mencionaban al Conde de Abhlgdon , que residía
cerca de Oxford
y
recien temen te fuera privado del
.cargo de lugarteniente del Condado, por neg·arse á se-
(1)
Carlas de pl'at al Conde ile Dor et; Gaceta áe Lonwre
.
a gosto
23, 1688.