pectivo (la menor) . Después de los dieciséis primeros compases, se encuen–
tran varios con los dos primeros tiempos (en compás de 3[4) en silencio.
Esto hace pensar en la intervención de un instrumento de percusión (pro–
bablemente el "cajón") o en la ejecución de alguna figura del baile, al des–
cubierto.
A
continuación reaparece la primera frase, algo variada y luego (el1
el compás
37)
un diseño de corcheas, que parece por su indole ritmica estar
destinado a ser reforzado por un cajón (como actualmente en nuestra ma–
rinera). Este diseño aparece en adelante llenando los tiempos que a ntes
quedaban en silencio y por esto puede suponerse que tales silencios más
que dar lugar a una figura del baile, correspondian a la intervención de
un instrumento de percusión.
La indole misma de la música hace pensa r que el tiempo iria acele–
rándose, dando lugar, hacia el fin , a que el ritmo sincopado se interrum–
pa en ocho compases. El carácter más sereno y de ascendencia mozárabe
de la frase inicial cede, en esta parte, a las influencias locales que dan va–
lor americano a esta pieza.
N• 2.-
"TONADA EL DIAMANTE PARA BAYLAR CANTANDO, DE CHACHA–
POYAS"
El manuscrito está signado
c~n
el
N• 187.
Está compuesta esta tona-·
da para voz, violín y bajo, sobre un texto de carácter melancólico, que
b
música, de clara influencia indigena, contribuye a acentua r, y que dice:
Infelices ojos mios
Dejad ya de atormentarme
con el llanto.
¡Qué raudales los que viertes !
Son espejos en que miro
mis agravios ...
Se inicia la pieza con un fragmento instrumental, que sirve de intro–
ducción a la primera frase de la voz y que reaparece luego alternándo:se
con los fragmentos cantados. Estos presenLan un diseño muy sencillo, de
carácter pentafónico, en el que desaparece la sensible, que encontramos e;1
cambio (el re en la tonalidad de mi menor) en Jos fragmentos instru–
mentales, de ritmo más libre, por el empleo de tresillos y sincopas. En el
noveno compás aparece la modulación del mod::>
menor al mayor, tipic•t
de n uestros yaravies, tristes, huaynos, etc.
La intercalación de las frases del violín dan alguna variedad a la me–
lodia de esta tonada, de suyo un tanto monótona.
TRES CACHUAS
(Nos. 3,
4
y 5)
Sólo la primera de ellas, puede decirse, recuerda verdaderamente la
"cashua" pue:s las otras dos únicamente llevan el nombre. La manera de
usar las cadencias y el acompañamiento son sin duda europeos y el ca–
l"ácter general es más bien pastoril
y
procedente del villancico español.