En el tomo segundo, dedicado casi por entero a la descripción de los tipos,
trajes, costumbres y danzas de las poblaciones del Norte del Perú, casi al
final se ha t1·anscrito la colección que aqui reproducimos y que logramos
fotografiar por nosotros mismos en nuestro último viaje a España.
Gloria es del insigne Prelado esta Historia gráfica de su diócesis, don–
de nada se echa de menos y pudiera haber sido labor de varios investiga–
dores. En parte alguna se hallará tan nutrida documentación sobre las pro–
vincias del Norte y es lástima que casi la totalidad de la obra y su texto
explicativo permanezcan todavia inéditos. Las páginas musicales que co–
mentamos las rescató su inteligente curiosidad del olvido y es una con–
firmación del aprecio que le merecieron nuestras cosas y del empeño que
puso en conservar todo lo bueno que halló entre sus ovejas. En otro lugar
nos hemos referido a algunos aspectos de su magna obra, en gran parte
olvidada, y hoy, movidos por un sentimiento de gratitud, volvemos a enal–
tecerla y a ponerla de relieve. ( 3)
Digamos ahora dos palabras sobre la colección misma. Las diez y seis
tonadas o cashuas son, generalmente, para canto y baile y dos exclusiva–
mente para lo último. Damos aparte las letras de las primeras tal y como
aparecen en el manuscTito, corrigiendo tan sólo la ortografia para hacer
más fácil la lectura, excepto en una de las Cashuas al Nacimiento (No.
17),
porque no se pierda el sabor del castellano indianizado en que está escrita
y en la Tonada del CHI MO (No.
18) ,
redactada en lengua mochica que no
hemos alcanzado a traducir. Esta circunstancia la avalora, pues bien sa–
bido es que de esta lengua es muy poco lo que conocemos.
Del valor musical de las piezas insertas nos hablarán quienes, como el
Dr. César Arróspide de la Flor y D . Rodolfo f/olzmann, pueden hacerlo,
pero no dejaremos de repetir aqui lo que ya indicaba el prologuista de la
Colección dada a conocer por Jiménez de la Espada. Aludiendo a las que
·
ahora publicamos, suponia que buena parte de ellas era de procedencia
relativamente moderna y creia ver en algunas cierta reminiscencia de la
jota española, asi como en L A CEL OSA (No.
12)
y en EL PALOMO (No . 6)
vna vaga influencia de las SEVI LLANAS. En cambio, en el baile denomi–
nado LANCHAS (No .
1)
advertia algunos msgos de los bailes de los guaji–
ros de la isla de Cuba.
Pero cualquiera que sea el mérito de ellas nadie negará la convenien–
cia de salvar estas canciones en las cuales se reflejan los sentimientos y
costumbres de nuestro pueblo y en donde con mayor viveza se siente latir
el alma colectiva.
(3) Rubén Vargas Ugat•te S,
J,
De 1" Conquista a la República, Lima,
1942,
p.
201
y
s,