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Los kipus o quipos consistían en una cuerda principal de fibra o lana,
en la cual se ataban otras de distintos colores y tamaños donde se ha–
cían nudos, permitiendo así una cantidad de combinaciones que expresa–
ban los hechos principales. El largo de las cuerdas y
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los colores les per–
mitían llevar cuenta matemática de los muertos, del número de llamas, etc.
Los más entusiastas ' y los kechuístas puros, como Valcá.rcel,
llegan
atribuirle a
los quipus una expresión
ideográfica. El blanco significa
la paz y el rojo la guerra. Es posible que alcanzaran un relativo éxito,
pero, por mucho que supiesen combinar los elementos con que contaban,
su campo de acción era muy limitado. Lo probable es que los datos obte–
nidos por medio de los kipus sirvieran de ayuda a la memoria, pero es
muy difícil saber hasta qué punto existió esta mezcla de la tradición ver–
bal y el kipus.
En el sistema 'de kipus, primero se colocaba la cuerda principal y a
medida que ocurrían los hechos, se suspendían de ése, hilos de distinto
tamaño y provisto de diferentes nudos. Los
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Chasquis llevaban de un lugar
a otro estos kipus
y
el tucuiric que los recibía, lo entregaba a los kipus–
camayocs, quienes traducían el mensaje.
Loaiza dice que encontraron un kipus códice que se componía de dos
secciones:
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primera de nudos que expresaban los números pares y la
otra de ·chapitas de metal que representaban los números impares.
Es preciso convenir, a pesar de esta combinación, que su akance era
muy limitado. Es posible que los peruanos conocieran expresiones mura–
les con las que se ayudaban, pero las ideas abstractas escapaban a su
interpretación.
Los mejicanos tenían un sistema de expresión más amplia; signos grá–
ficos expresaban ideas convencionales y se valían
de
representaciones
zoomórficas o antropomórficas. Utilizaban para escribir estos
ignos la
hoja del maguey, y ton el
jugo preparaban el pulque, bebida embria–
gante, además sacaban de la misma planta un hilo parecido al sisal. A
veces, en lugar de esta hoja, empleaban cueros de animales jóvenes, uti–
lizando no sólo el dibujo, sino también el colorido. En Méjico como en
Perú, el espíritu prevenido de los conquistadores, persiguió estas biblio–
tecas, mas a pesar de todo pudieron conservarse varios
códices como
ejemplares.
En las artes plástiCas los, peruanos se habían casi limitado a la fabri–
cación de los huacos; el mismo artista modelaba el barro y lo pintaba
y según la región era el animal que en ellos se utilizaba. Los habfa de
todos tamaños, a pesar de ser los 1chicos los más abundantes.
Existieron dos tipos principales de vasos: los del norte llamados yun–
gas o chimus, que •se caracterizan por la variedad de animales y plantas
pero cuyo colorido es monocorde; en
los del sud, llamados de Nazca,
el
tipo de modelado es limitado, generalmente panzón, pero la pintura
es magnífica
y
sus combinaciones variadísimas.
Los huacos representan en sí, la vida artística por excelencia del Perú.
A continuación .el Maestro
leyó "El Alfarero", de Abraham Valde–
lomar.