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tales y aunque desconocieron el hierro, obtuvieron un bronce muy fuerte
' con el que fabricaban sus armas. Conocieron una materia bituminbsa ,para
dar lustre a sus vasos y para unir las piedras de las construcciones; no
se sabe a ciencia cierta si era petróleo, que se halla en esas regiones en
gran cantidad.
Para teñir sus famo os tejidos, admirqdos hoy en los museos del Cuzco
de Lima, por la perennidad extraordinaria de su colorido, empleaban jugos
vegetales y productos minerales. Estos jugos eran también utilizados para
curaciones humanas, a veces como narcótico y otras con fines ofensivos,
ya sean que las empleara n para la anestesia o para envenenar sus flechas.
Poseían avanzadas nociones de cirugía, tales como la trepanación, lo
que ha podido wmprobarse' por algunos cráneos encontrados en los yaci-
mientos arqueológicos.
·
Conocían leyes físico-químicas, sobre la fertilización de las tierras,
mediante las ·cuales la ti erra adquiere fuerzas para su cultivo. Reconsti–
tuían la capacidad fertilizante de las tierras empleando el abono animal
de algunas aves marinas.
Se
di~e
que la técnica ha ll egado al dominio y absorción del hombre
y que le ha quitado el gusto de la vida. La ley del mundo, es una ley de
progreso indefinido y los peruanos habían llegado a conocer el medio
circundantes y a dominarlo en parte.
La lucha es una ley biológica; para llegar a obtener el estupendo im–
perio de los incas era necesario hacer uso de las armas. Conocían la
flecha, el "aillo" o boleadora; la honda, semejante a la actual; la lanza
hecha de la · chonta, una madera muy dura, o de bronce y la estólica, es–
pecie de dardo o flecha. Por, último, empleaban como armas defensivas
el peto, revestido de algodón, el casco y el escudo.
Señoritas alumnas:
En el término de dos meses y medio, más o menos, he tenido la for–
tuna de encontrarme en esta aula una vez por semana, en la grata y
estimulante compañía de ustedes, y de algunas Señoritas Profesoras, evo–
cando ciertos aspectos de · la viej<:t cultura desarrollada en- la región co–
nocida con el nombre de Tahuantinsuyu antes de la conquista hispánica,
y que goberna ron los llamados Incas o lnkas, del linaje del Sol.
No creo haberos enseñado gran cosa, pero, me halaga la ilusión de
haber despertado en algunas de ustedes, cierto interés, cierta curiosidad
por los temas desarrollados. Ese será el punto de partida y el estímulo
para estudios más serios, que harán mis discípulas por su propia cuenta
y. conforme · a
$US
particulares preferencias en -cuanto a los puntos a exa–
mtnar. ,
Y
ese será el premio de mi esfuerzo, porque la docencia no consiste
en dar a las alumnas las verdades ya descubiertas y esclarecidas, sino,
a incitar en que cada cual trabaje por encont'rar esas verdades o el ca–
mino para encontrarlas, y alguien con grande autoridad dijo que: "más
vale un error vivo, que diez verdades muertas".