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ALFOMBRA DE LUZ
Cada hermosa mañaña en el augusto
y
romántico templo
cuando el clero celebra en los altares
el sacrificio incruento,
-con música del órgano,-
con canto,
con murmullos del pueblo,
bajo esplendor de cirios y entre nubes
de
~itúrgico incien~o,-
por la ventana que al oriente mira,
el sol, que va ascendiendo,
penetra y tiende una cuadrada alfombra .
·dé luz en el crucero;
alfombra que ornamenta los barrotes
con tenues arabescos.
.
y que hoy se halla tan íntegra y tan limpia
como cuando la vieron
otras generaciones que ya duermen
de
la paz en el sueño!,
seres que diariamente congregados
ante este presbiterio,
fervorosos rendían homenaje
al Dios de los Ejércitos
y, en el fondo del alma estremecidos,
adoraban el suelo,
al sentir ese soplo de la altura
que pasaba sobre ellos,
como pasa el simún por la infinita
vastedad del desierto,
obligando a batirse contra el polvo
al mísero viajero.
Conforme avanza en su carrera el astro,
así .en el pavimento
la alcatifa brillante se desliza
a un lado del crucero,
cual si
invisibles manos la arrastraran
lentamente, en silencio.
Y, al \.:ontrario dél gnomon, no es la sombra,
sino el solar destello
quien señala el huir de los instantes,
en lo interior del templo.
Entonces esa mancha esplendorosa
representa un espejo
en cuya superficie se retrata
el desfile del tiempo.
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