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royaume de Quito .... . les pretre découvrirent sur la pierre
1'
image de
la divinté dont le culte devait etre introduit
chez les peupples conquis . .. ... . . .. . Le prince et les sol-
dat peruviens regarderent la decouverte de la pierre d' Inti-
Guaycu comme un tres-heureux presages, . . . . .... . ........ .
«Er1 examinent de pres le rocher d' lflti-Gulycu, on de–
couvre que le3cereles
concentriq ·t~ >
soat de
p ~ ti t.;
filon> de
mine de fer brun, tre communes dans toute les formations
de grés)).
(1)
No digamos en pueblo de mentalidad religiosa tan sen–
cill2 como los antiguos peruanos, cuyo concepto de divino–
HUACA - era equivalente a extraordinario, singular, miste–
rioso, porque Jo raro, lo normal, lo suponían provisto de
fuerza mágica sagrada, esto es que tenía
mana
(si hemos de
usar un término consagrado por la Etnología)
(2);
en na–
ciones de mayor cultura filosófica, la imagen del dios vene–
rado, visible en una roca, habría sido motivo para tener el
lugar por santo y edificar allí un santuario que atraería de–
votos peregrinos.
Hasta aquí hemos probado: 1- que siguiendo la política
religiosa, puesta en práctica por los incas en todas las regio–
nes que conquistaban, Hatun-Cañar, la población cañari más
importante, era, lugar indicado para erigir un templo al Sol;
2-
que dada la predilección que los últimos soberanos del Cuz–
co tuvieron por los cañaris, es probable que este templo fue–
se de los suntuosos y ricos; 3-que siendo un ideal siempre
buscado el convertir las principales poblaciones del imperio,
hasta por la imposición de nombres geográficos
tales como
Yahuira, Guanacaure
&,
en réplicas de la metrópoli, y exis–
tiendo en Hatun-Cañar condiciones
topográficas especiales
para facilitar el que el templo que allí se hiciera fuese copia
fiel de Coricancha: es lógico suponer que tal aconteciese; 4-
que por cuanto la imagen del Sol, que la naturaleza pintara en
las peñas del Gualán, debla parecer a los indios como la divi–
na consagración de aquel sitio por el Inti, para allí ser adora–
do, en ese lugar se le edificaría un templo.
¿Pero era el Inca-pirca un templo del Sol?
¿Era una
copia de Coricancha?
En las descripciones que de este santuario tenemos, no
siempre acordes, debemos distinguir, para mediante ellas
rehacer el plano del edificio: la casa del Sol, las cap•llas de las
otras divinidades y el cercado del templo. Estudiemos con
brevedad cada una de estas partes, principiando por la última.
•Pasado el templo, escribe Garcilaso, avía un claustro de
cuatro Lienzos, el uno dellos era el del templo. Al duredor
llJ
.)(umboldt.
Op. cit. psg.
lll
y
112.
(t )
Jijón
y
Caomoño.
La religioo dsl
lmpedo de los
Iucas.
Quito
1919
pg•. 28->7.