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- ·18-

un simple muro, sino un terraplén, un resto de la torre de

q'ue habla Morúa.

¿Por qué los demás cronistas, no mencionan particula–

ridad tan notable de Coricancha, cuya belleza todos ponde–

ran, como debió ser la gran elipse? ¿Por qué Morúa la des–

cribe con términos tan inexactos? El templo del Sol, como

el centro de la idolatría del Imperio Incaico, es natural que

fuese obj eto de destrucción sistemático de parte de los caste–

llanos, especialmente el santuario mismo del astro. Ade–

más si el resto de los edificios no estorbarían a los domini–

cos, la elipse era un tropieso grave para las nuevas construc–

ciones, así se la demolió para dar cabida a la iglesia. De

demoliciones posteriores tenemos un testimonio expreso. Se

lee en el Pe. Calancha: «Dicen que el templo del Sol .. .. . .

tenía en vez de cal o mezcla, plata derretida. esto es fábu–

la; lo que yo vide fue, que entre dos piedras, que caían a

la espalda del Altar mayor había como dos onzas de plata

muy baja o estaflo, y en todo lo demás no había un adarme

de plata, muy baja o estaflo,

y

en todo lo demás no había

un adarme de plata, ni de otro metal. Deshízose este edifi–

cio para pasar la capilla mayor, y no se halló un grano en

todo él• (1).

Pero otras destrucciones anteriores, debieron haber vuel–

to muy pocos años después de la llegada de Pizarro al Cuz–

co, casi inconocible esta parte del edificio. La riqueza de

Coricancha rayaba en Jo fabuloso. más no le iba en saga la

codicia de los conquistadores, tan

tenaces para buscar oro

como largos de mano para gastarlo.

¿El terraplén de la

elipse no les incitaría a buscar escondidos tesoros? Y no

los buscarían sin provecho, ya que periódicamente se hacian

los Incas el sacrificio de la Capacocha, que consistía en ex–

trangular ;írgenes y mancebos, que con ricas y áureas pre–

ceas enterraban, justamente en la casa del Sol, en la elipse

cuyos restos, no comprendidos hasta ahora se ven tras la

Iglesia de Santo Domingo del Cuzco (2) .

El estudio comparativo del Inca-pirca de Cañar y las

ruinas de Coricancha del Cuzco, no sólo demuestra que aquel

era un templo del Sol, sino que facilita la interpretación de

éstas.

Y aqui deberla terminar este estudio sino se prestase a

algunas consideraciones históricas. La edad en que fue edi-

(l) Cofancha.

Crónica moralizadora del Orden de Sau Agustín

en el Per{t.

Barcelona 1639,

p:ig.

50 l.

(2)

Sarmiento

de

Gamboa.

Geochichte des

l ukareicheo-Herauo·

gegebeu voo Richard Pietacbmann. Bcrlin 1906,

pag.

69; Betanaoa Su–

ma

y

narración de loo lncao.Madrid

·1880

pág. 67:

)lfo•ua.

·Op. cit. pá¡¡, ·

2(5·216.·