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sentos> (1 l. De lo transcrito se desprende que Jos templos a

los otros dioses eran cuatro; además de los templos en el patio

principal estaba la morada del Villacuma (probablemente co–

mo lo afirma Garcilaso (2) no su residencia sino sólo su des–

pacho), y la de las mamaconas de servicio; es decir seis edi–

ficios.

En el Inca-pirca [Lám IV] habla seis en el

pa~io

principal, a los que si añadimos los dos de la elipse, tendremos

los ocho mentados por Gutiérrez de Santa Clara.

Fuera del patio principal había otras dependencias, las

moradas de Jos indios sirvientes, el corral ·para las víctimas

de los sacrificios, y la plaza para las ceremonias públicas, a

los cuales podrían corresponder los ·tres patios que quedan

al N E. de la elipse del Inca-pirca [Lám IV].

«El aposento del Sol era lo que agora es la Iglesia del

Di no Santo Domingo . . . .. .El altar mayor .... estaba al Orien-

te.

La techumbre era de madera muy alta .. .. . . (3).

«En

un patio pequeño .. .. asentaban la estatua del Sol de día ....

y de noche la metían en su capilla, dl)nde dormían en su com-

ñía muchas mamaconas [4] . ..... Era una imagen de bulto,

dicha punchao que significa 'el día' .. . . .. tenían la puesta con

tal disposición, que miraba al Oriente, y en saliendo el Sol,

heria en ella, y como era una plancha de métal finísimo, re–

verberaban y volvían los rayos con tanta claridad que pare–

cía el Sol» (5).

«En un patio pequeño estaba . .una a manera

de escaño . .aquí asentaba el Sol cuando no salía a la plaza

de día; de noche lo metían en un aposento pequeño que tenia»

(6)

«El Sol que estos indios adoraban estaba fixado en una

tabla y la tabla estaba encaxada en una pared de una cámara

de las ocho cámaras que dicho tenemos; estaba en frente de

una puerta que era la alta .. .... y estaba tan bruñido que en

saliendo el Sol verdadero dava los rayos en el fingido que

hechaba de si gran resplandor. Como los yndios vían esto

tenían entendido que era de suyo propio, y cada mañana que

hacía buen sol ivan a hacerle la debida reverencia y a adorarle

postrados en el suelo» (7). Tenía, pues, el Sol, un altar diur·

no, colocado hacia el E, en el cual recibía la imagen los rayos

del astro al amanecer y otro nocturno en el que Punchao dor–

mía, acompañado de las mamaconas de servicio.

¿Qué dispo–

sición requería la construcción de estas capillas? Se lee en

Las Casas «Mandó (Pachacutec) hacer siempre los templos

[1]

<;arciloso

Op. cit. pg. 100.

[2]

/d.

id.

(·J]

Gorci/azo ,

Op. cit . pá¡r, 98

[ ']

C:obo

Op.

oi•. Vol.

I V pg 9

[ ii]

I d. id, Vol , ill PI"· 325

[6]

Pizorro,

Pedro. Rol•ción del descubrimiento

y

conquista del

P e·

ní. Colección U" 1locumentos inéditos para la Blanoria de Esp::.iia. Vol·

V ,

pg. 266,

Madrid

!Sol L

[7]

Gu/ierrez de f anla Clara.

Op.

cit. Vol.

111

pg•. H l ·442