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ducir!a a los Incas a copiar en Hatun-Cañar el templo de Co–
ricancha? Cuzco está a 3468 mts. sobre el nivel del mar;
el Inca-pirca a 3163; el clima y la vegetación de ambos luga–
les deben ser semejante, pues la diferencia de trecientos me–
tros la compensa ampliamente, no obstante la latitud, el ma–
yor frío por causa de la humedad del aire ; el plano donde
está edificada la ciudad del Cuzco, puede también llamarse
una llanura ondulada que hacia Coricancha se desprime for-
- mando un espolón de bordes abruptos sobre el Huatanay y el
Tulu-mayo, que a poca distancia confluyen, como el
Inca
pirca y el Hato de la Virgen; mientras más al N. siguiendo
un cauce paralelo a Jos anteriores se encuentra en Cañar el
del Gualán y en el Cu zco el Chunpun-mayo,
formado como
aquel por tres afluen tes, el · úno que prosigue el curso prin–
cipal, el ótro que viene del NE. y el tercero del NO. El óva–
lo se levanta en Coricancha y en el Inca pirca al borde el
barranco más escarpado. qued ando al E.
los demás edificios.
Hay, pues, una notable semejanza topográfica, qüe existien–
do otras razones para
edifi ~ar
un templo al Sol, pudieron
inducir a sus constructores- facilitándoles la realización de un
ideal siempre buscado- a hacerlo muy•semejante al del Cuzco.
¿Había alguna razón que induj era a construir en el In–
ca-pirca un templo del Sol? Ya hemos señalado dos, la im–
portancia de Hatun-Cañar, y la predilección que los últimos
Incas tuvieron por los Cañaris.
¿Existía alguna otra más
decisiva? González Suárez ha aducido la de la existencia
del Inti-huayco. Humboldt Jo describe así (Lám XIV «En
descendent de la coline dont le sommet est couronné par la
forteresse du Cañar. dans une vallée crusée par la riviere de
Gualan, on
trouve des petites sentiers tailles dans le rocq:
ces setiers conduisent a une crevasse qui, dans la Jangue
qquichua, est appelée INTI GUAYCO ou RAVIN DU SO–
LEIL. Dans ce lieu solitaire, ombragé par une belle et vi
goureuse vegetation, s' élcvee une masse de grils, quin' a
que 4 a 5 mUtres de hauteur. Une des faces de ce petit
rocher est remarquable par sa blancheur: elle est taillée a
pie comme si elle eü t été travaille par !á main de
1'
hom–
me. C' est sur ce fond uní et blanc que
1'
on distingue des
cercles concentriques qui représentent
1'
image du soleil, te–
lle qu' au commencement de la civilisation on le voit figu–
re chez tous les peuples de la terre ; les cercles sont d' un
brun noirfltre: dans l' espace qu' ils referment, on reco–
n¡.it des traits a demi effacés qui ind iquent deux yeux et
une bouche. Le pie du rocher est taillé en gradins qui con–
duisent á un siegé practiqué dans la meme pierre, et placé
de sort que. du fond d' un creux, on peut contampler
1,
ima–
ge du soleil.
«Les indigenes racontent que lorsque
1'
Inca Tupayu–
panguis s' avanca avec son armée pour faire la conquete du