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guaje suyo•, humi Íde, gFosero, ]_l>ero qüe e'ntienclle :¡de
ilumina.sii1 esfuetzo·.
RevP.latifJ
se?'rne>mbm· t~BO'I'it'i'n ifll~~·múwt, et
inteleatitm
dat
pá1
·buz.is.Psa.l.
1!]8- -13.0. '
Si así no lo hacemos, jamtís el in•d'i'o·
swld\·~
(!le
su compasible ignorancia, y muy estrecha s'e:l'á ) a
cuenta q11e teJ)gamos de dar -los q11e estamos eil cal' –
ga.dos de conduciT al
paraíso.elrebaño de
nuffism:tr ~e'i'íor
J
esuc:risto.
El ha .dicho que su mision era evangeli zar
á
los pobres
y
sanar á los contritos d'e corazon:
evan–
gelizá?·e
paupé1·ibus mút't
me,
¡;t
sanán aontn'tos co1·de.
~·
Luc. c. 4, v.
18.
¿Y quiénes mas
pob~es
de la cien–
cia de Dios q·ue nuestros infelices indios?,
y
quiénes
mas obligados
á
evangelizarlos é instruiTl0s q,ue sus
pastores desde el Prelado has•ta· el último· de los
pá~·_rocos
y
tenientes rurales? · ¿Qué será de nosotr@s
cuando el Señor de la hereda.d
'y
S1iiptemo
J-u.e.z
d-e
vivos
y
de muertos nos pi dru la cuénta; dé la;
admini~tr acion con' estas terribles palabras:
?'édde mtümem
villicat¡'onú
tuce"!
Si el indio no sa•be rezu.r , no sábe· om;r,, ni
}~:Fe
pararse para la confesion
y
coml;nion, sinó sabe•áolt–
sar se, ni dar las graQia;s 1'especti vas , es· porqitle care–
ce de catesismos
y
d'evociona.l
'i.osesc1'itos
é);l
s!tr i•clmo:IitUill..
Luego existe la necesidad de ofre·cer
á
este in–
dio, labriego rudo, en su quichua
6
wyinatá. unw
d6c–
t?'1~2G,
clara en el s'entido, propi·a en er lenguaje, rica
en la version, un
cot1clz'ano,
que le presente palabráls
y
orftciones para dirijirse al Pa:d1·e d'e las nüserÍ:cCli· –
dias un exámen pata recorrer los actos de su conc:iel'!–
cia;~un ?'~rm'lle't~ clív~?w,
que le o:frezca: sus fl ote-s pa-