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y
il<Ds Í11.dios permanecen estúpidos é ,¡,:tnpasible,s. · La.
luz no penet.1:a en esas regiones opa.cas: la ch:i.spa
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prende en esas heladas inteligencias: la
Huví~
no
riega cmnp6s prepa1·ados para fructificar: su hume–
dad no penetra ; se exhala en. el acto de caer.
Si por un cataclismo quf no es de esperar, las
ciencias se
hundi~
r.ane,n el
ab~smo
de donde surgie–
ron , la ln1prenta se perdiera, los libr0s desaparecie-
, ran hasta el estremo de no quedar una eartilla, ¿por
ventura. bastaría la predicacion para civili zar
a
la hu–
manidad?
Los hombres convertidos ¡m salvajes, sin
instintos de progreso, sÍn emulacion, sin inventos grá–
ficos para gravar sus ideas, ¿se ilustrarían, se tras–
formar:ían con solo escuchar de vez en cuando al ora–
dor sagrado?
¿Cuál sería eh· est ado de las ciencias
y
de los
progresos del espíritu humano, sin la invencion de la.
escri tm:á, sin el hallazgo de la imprenta, reducido to–
·do Ól la trasmision oral?
Aun mas, s'i D'ios en el Siuáy hubiera promul–
gaé}.o.sus l13yes orah;nente, y n o grabadas en. .dos
lá–
minas de piedra,·¿hubieran ellas atraves ado los siglos
tan puras como salieron de sus divinos labios?
¿Y los indios, párias aJ,nericanos, :oacidos en
los ca-mpos,
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entre las breñas, rodeados de tinieblas·
desde su cúna h asta el sepul01'.o, agobiados por los go–
bi~rnos
con enormes pesos, ideutificaqos con sus lla–
mas, sin la mas pequeña educacion intelec tual, y so–
bre todo sin tiempo ni voluntad para formarse, se
instruir~n,
se civilizarán en las muy pocas veces que
al afio concurren. á las pláticas y do\:tl'ina de sus
p~\rrocos?