•
En tanto que en las ciudades brilla el sol mas
espléndido, en las cabañas sus antípodas reina la no–
che mas profunda. Los rayos de ese astro luminoso
no se difunden hasta las exéntricas soledades, y los
indios en una época de ilustracion
y
de progresos ya·
cen sumergidos en la barbárie.
Los moradores de las ciudades, los que llevan
en sus manos el estand&rte de la civilizacion, los
:fi.
l6sofos,, los escritores, los hombres de Estado opinan
y
aun sientan, que el medio mas eficaz para
ilumina:~:
al indio es la predicacion de los curas.
Empero, la esperiencia acredita que ella no
basta, porque la palabra, cual relámpago fugitivo ras–
t'ga la noche sin producir el dia. Los curas predican,